Comienza a asomarse la rata huachicolera y vamos siendo testigos del tamaño de la cola, larga e incipientemente
portadora de nombres de ex funcionarios de Pemex, políticos, empresarios gasolineros y el largo etcetera que adorna uno de los fraudes de lavado de dinero más escandalosos de la historia de la paraestatal
La shcp ha detectado la esquina de una lavandería completita y que a vuelo de pájaro reporta la sustracción y enjuague de más de 10 mil millones de pesos, de 2017 a 2018 pero esa cantidad es apenas la primera entrega , hay más y podría andar rondando en los 45 mil millones de pesos, ojo, no estamos parados frente a montos indetectables, de poco octanaje, no, esto debió ser registrado por muchos, sabido por muchos que desde las aduanas de la secretaria de hacienda del sexenio pasado y de la propia Pemex y su sindicato, debieron haber notado que miles de millones de pesos bailaban y cantaban bajo la lluvia mientras se les daba blanqueo.
Miremos el bosque completo y no solo el árbol, y aquí toma forma la molesta pero necesaria acción de este gobierno que determino cerrar válvulas y ductos para meterse a las cañerías y sacar estos datos que sin duda tendrán a más de un ex servidor público y sus compinches muy nerviosos y es aquí en donde las cejas se arquean y la pregunta es arrojada: ¿con la incipiente autopsia serán capaces los hombres del presidente ir tras los que han generado este hoyo negro? Porque una cosa es sacar los trapitos al sol y otra armar el andamiaje legal que permita la libre acción de la justicia y no un Frankenstein mediático que termine por diluirse una vez que todos traigamos el tanque de gasolina lleno la apuesta de este gobierno es grande, necesaria y con pinceladas de justicia, pero hará más falta que un sombrerazo de hacienda pues si algo hemos aprendido es que los peces gordos rara vez son atrapados y la charaliza es la que termina siendo servida a la mesa.