Les gustó Córdoba, Veracruz a los delincuentes, el sábado pasado fue escenario de
balaceras, los sicarios arremetieron en contra de policías, mataron a cuatro, cuatro civiles más quedaron sin vida.
36 uniformados han muerto entre el 2018 y 2019. En Córdova generó que ayer se declarara una especie de toque de queda, nadie salió, pocos comercios abrieron y lo que debería significar un escándalo se va difuminando en estas montañas de malas noticias, dejando a su suerte al estado, Veracruz es un estado fallido, corrompido hasta la médula, incapaz de obtener una respuesta del que gobierna allá, Cuitlahuac García Jiménez, un personaje que gana por el efecto AMLO, pero que llegó al ejecutivo estatal sin mucha idea del cómo resolver el gravísimo nivel de crímienes que el impresentable Javier Duarte les heredó.
El problema es que ni con Guardia Nacional, ni con algun tipo de remedio se ha logrado hacerle llegar a los veracruzanos algún tanque de oxigeno que les permita respirar algo distinto a sangre y pólvora.
Malas noticias para Córdova, y peor aún cuando el caso se ve con la grosera distancia de los fenómenos sociales del centro. Córdova no pesa lo suficiente, Veracruz parece importarle poco a los políticos del zócalo capitalino.
Esa muerte civil a una de las entidades más queridas se ve reflejada en la inacción del estado mexicano. ¡vaya manera de arrancar la semana! colocando los pies sobre estas navajas, un drama que se agudiza cuando se voltea a ver a l gobernador, el cual se conviertió en un especialista en enterrar la cabeza, como si esa acción detuviera la mordida de la brutal realidad.
Acéptenlo, la ruindad en que se ha metido a Veracruz pasa por la pésima calidad de sus gobiernos, incapaces de trazar una salida inteligente, digna, que detenga las oleadas de asesinatos que todos los días se dan en el Estado, aunado a una de las peores crisis de actos como la extorsión, el secuestro, los feminicidios, robos a todas horas...pobre Veracruz.