La falla no está en los Estados Unidos de América o en Canadá, la fractura está en países como el nuestro y un grupo más de naciones que
han fracasado en eso de combatir la pobreza y ofrecer mejores condiciones de vida para sus ciudadanos. En el caso nuestro, México es el mejor modelo de la desigualdad social y económica y que posee, por geografía, una llave que desahoga la presión para que este país no reviente; la frontera con Norteamérica. Y allá, los pivotes que mueven los dólares descansan en una maquinaria compuesta por millones de trabajadores indocumentados, capaces de mover cadenas productivas monstruosas. Y por esta razón es que el dinero fluye hacia acá (por cierto, el envío de dinero no solo trae el sello de las y los migrantes sino de redes de lava dólares que encontraron en el hormiguero una forma de blanquear la billetiza disfrazándose de remesas sin que sea detectada por las autoridades, o solo que a los amigos de los narcos en este momento les convenga la rutina), en un círculo hipócrita del cual se alimenta el discurso triunfalista de este gobierno debido a los miles de millones de dólares producto de las remesas. Pero la vida la ponen los migrantes, ese es el costo que se paga por salir corriendo de una nación-fraude que los expulsó (y bien caben los argumentos sobre que esto ha pasado a muchos gobiernos, solamente que el más cínico cohabita en este sexenio).
Nadie, con un poco de honor, debería aplaudir la carnavalesca bienvenida de esas remesas, más que las familias de esos mexicanos que se la jugaron y envían su dinerito. Pero el que un gobierno lo haga, se monte sobre la desgracia y el sufrimiento que viven los migrantes, eso es no tener vergüenza.
Al pan pan y al vino vino, la “conchudez” de los del gobierno se refleja en una sequía de creatividad y de políticas realistas y profundas para combatir la miseria, al grado de que en estos últimos años el número de pobres ha aumentado y no dudamos de que a más de un padre de familia, hijo o hermano se le haya ido a recoger a la morgue porque perdió la vida tratando de cruzar la frontera norte.
México y el resto del continente, con excepción de un par de países, siguen arrojando a seres humanos a su suerte. Nadie debería centrarse en las remesas como si fuese un éxito de algún modelo económico local, en todo caso, es el recordatorio de que por estas regiones nos hemos habituado a pagar cualquier costo con tal de creer en los productos milagro que nos venden estos gobiernos populistas.
La muerte de más de 50 hombres, mujeres y niños en la caja de un tráiler en Texas en esta semana, así como el accidente de otro tráiler con más de 50 fallecidos en diciembre del 2021 en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Estos sucesos no son solo para la nota roja o de las acostumbradas tragedias de traileros, sino el taladro en la conciencia que debería regir en un país, recordándonos que como esos muertos vendrán más y más, mientras no se ataque de fondo el fracaso de estos gobiernos, que paradójicamente gritaron que ellos atenderían primero a los pobres. Pero los miserables son los más angustiados en buscar una mejor oportunidad de vida, aunque mueran por deshidratación o asfixiados en una caja de tráiler.
No es regaño, es Picotazo Político
Miguel Ángel López Farías
Historiador. Director y conductor del programa radiofónico 'Urbe de Hierro', transmitido por ABC Radio 760 AM de 4 a 5pm.
Presidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT).
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