Defendamos al ejército

Los inútiles y perversos no son los militares mexicanos, el soldado del ejército es la pieza fundamental de muchos equilibrios que de ninguna manera

la han otorgado los políticos. Existe una corriente de opinocratas que están vaciando sus intestinos en contra de una de las instituciones más respetables de este país, la coyuntura se aprovecha bajo la falsa idea de que México será militarizado, sin detenerse a pensar cuánto tiempo llevan empleando a las fuerzas castrenses en tareas que no tienen que ver con la defensa de la soberanía nacional. Militarizado está el discurso de esos falsos defensores de los derechos humanos, y en paralelo se va buscando, por medio de esos ataques, debilitar al único muro de contención que en este país ha evitado que todo se vaya al infierno.

Es culpa de los militares el que un civil, el presidente, los haya mudado de ser hombres y mujeres de armas para convertirlos en albañiles en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, maquinistas de trenes mayas, agentes aduanales, cajeros del banco "bienestar", repartidores de vacunas, futuros vendedores de mostrador en aerolíneas patitos, y cuánta chamba les imponga el coyote llamado Andrés Manuel. Me temo que detrás de los ataques al ejército mexicano, existe no solo mucha ignorancia, sino una suerte de complicidad con aquellos otros poderes que han hecho que el país este hundido en el infierno, vamos, los principales beneficiarios del golpeteo al cuerpo castrense son los carteles de la droga, sean locales, regionales o con "sucursales en todo el país", el poder de esas organizaciones delictivas no se las confirió un general de la República o un almirante, sino el jefe de ellos, el comandante supremo, mismo que, por decisiones POLÍTICAS, determinó aplicar la receta del "dejar hacer, dejar pasar ", sumado al mejor soltarlos que enfrentarlos, como ocurrió con Ovidio Guzmán.
 
A los hombres y mujeres de las fuerzas armadas federales los hemos visto en videos, ser humillados por narcos locales, tal y como sucedió en Guerrero, o en la Huacana, Michoacán, o el desarme de elementos en Chiapas, o cuando los del cartel del noreste pintaron la cara de un cabo mientras el resto de los efectivos seguían con los ojos llenos de rabia este abuso. 
 
¿Y todo esto por qué? Porque nuevamente, un civil, un hombre que no ha tenido la mínima formación ni disciplina militar, decidió entregar el honor de las y los soldados a quienes hoy mandan en la mayor parte del territorio nacional. Los narcos. Muchos políticos han vivido desde hace décadas del discurso anti militar, desde 1968 se fundó toda una industria que permitió el nacimiento de una clase de personajes alimentados por el lucrativo discurso que todos conocemos, "ejército asesino", "gorilas", "fuera el ejército"...y la línea del tiempo nos lleva hasta Ayotzinapa, bajo la misma dosis que también ha sido empleada por los políticos de ahora, para esconder sus complicidades con los verdaderos asesinos de los 43.
 
Vayamos al corazón de un militar y tengamos presente que esa fuerza proviene del verdadero pueblo, pues no se nutre más que de jóvenes de clases bajas o medias, no son las élites las que alimentan sus filas, por ello, es que corren por sus venas auténtica sangre de mexicanas y mexicanos producto de su propio esfuerzo. Así se llega a general, así se sube en la pirámide militar, con mucha dedicación y amor por México y si bien existen capítulos oscuros en su día a día, estos no superan, por ejemplo, lo que ocurre en partidos políticos y sus pozos de inmundicia y corrupción. 
 
La diferencia es mucha. Y seré aún más preciso en este "picotazo",  ¿Qué o cómo podríamos esperar un verdadero combate a la inseguridad y sus vertederos si la gran mayoría de los cuerpos policiacos municipales o estatales han sido carcomidos por las bandas criminales? Seamos realistas, el único músculo capaz de meter en orden al país es el ejército, y eso lo saben quiénes gobiernan, pero les da miedo los efectos colaterales.
El país vive horas salvajes como consecuencia de un hombre que "gobierna" desde el rencor y un campo de ocurrencias, que escogió exterminar a sus adversarios políticos y periodísticos, pero no a los verdaderos enemigos del país, a los criminales. Hoy se llega a esa fecha en dónde, nuevamente, en un plan DNIII recargado, vendra a rescatar a un México que necesita orden y paz, estabilidad y otra calaña de gobiernos. 
 
No es regaño, es Picotazo Político
 
 
Miguel Ángel López Farías                  
 
Historiador. Director y conductor del programa radiofónico 'Urbe de Hierro', transmitido por ABC Radio 760 AM de 4 a 5pm.                  
 
Presidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT).                
 
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