“El éxito siempre ocurre en privado y el fracaso a la luz pública” Lowe.
Seguramente cuando estamos alegres pensamos que estamos en el camino correcto y que la vida nos permite sortear los problemas con serenidad y alcanzando la solución a los mismos, pero hay cosas que determinan otra forma y no tenemos fuerza de controlarlas y es cuando las tragedias llegan de los fenómenos naturales y hay destrucción, muerte y miseria a su paso. En la región de Chiapas y del Istmo de Tehuantepec los
acontecimientos se dan de pronto y se generan las tragedias y como maldición las sufren los más pobres de los pobres y se les arrebata hasta la esperanza que tarda en llegar y la rabia, el dolor, la frustración, el no entender las razones de lo que acontece les llena el pecho y el estómago está vació y con hambre de alimentos y de justicia y nada llega a la velocidad que quieren. Unos, reclaman a Dios y no lo ven y no lo sienten, y otros, tratan de explicar las causas con algo que no entienden ni ellos porque saben que se producen los temblores pero no puede determinar los tiempos ni las intensidades en los que generarán la destrucción, y como los hombres somos descreídos no entendemos y todo se lo achacamos a nuestro comportamiento como si Dios estuviera atento no de la creación del universo sino de los pequeños miembros de esa enorme comunidad y nos diera lecciones porque no hacemos algo que nadie sabe cómo hacer. El tener un bueno comportamiento con nosotros y con los que amamos y con los que están cerca y con los que convivimos es lo mejor que podemos hacer para estar tranquilos con nuestra conciencia y poder gozar de la calma y de la paciencia para encontrar respuestas y soluciones.
Realmente es enorme la tragedia de miles y miles de pobres y de gentes que de pronto perdieron el techo y lo que tenían y por cosas que lucharon día a día para tenerlas y gozarlas y se lamentan y se molestan y se enojan y se resienten sin pensar que lo más grandioso es que están vivos y que siempre se puede continuar y luchar para alcanzar nuevas metas, y no damos gracias por la vida y es lo único que tiene un enorme valor. Y es sencillo decir esto a los que estamos lejos de sufrir la tragedia y no tenemos la angustia porque no hay agua para los hijos y los ancianos y los enfermos y no hay alimentos ni hay cobija ni techo ni tenemos nada que nos brinde serenidad y paciencia y nadie piensa bien con hambre y con dolor y con tragedias, menos, cuando nadie las espera y nadie sabe las razones por las que se dan contra nosotros, los que sufrimos, y nadie llega con una palabra que calme y brinde esperanzas, solo prometen cosas y las cosas se quieren ya, para ahorita, no para mañana, y esto aumenta la desesperación y el enojo y el dolor. ¿Tendremos a los hombres y mujeres justos que nos digan las palabras que nos calmen y nos brinden esperanza y nos den paciencia y fuerza para continuar? Porque en toda la zona vemos a funcionarios que van a fuerza para cumplir un deber que no sienten y no quieren pero que deben hacer, políticos que no saben cómo brindar consuelo sino es con las promesas de que pronto pasarán los sufrimientos y dan cosas y prometen techos pronto para que no se vean las estrellas ni se sienta la lluvia ni se vea la luna ni se piense que, al final de cuentas, cuando volteamos al cielo sabemos que no estamos solos y abandonados, y qué bueno que hacen su esfuerzo y sabemos cumplirán en lo que puedan y todos darán gracias por esa ayuda y se lamentan por lo que perdieron: que si la casa era mucho más grande, pobre pero de mayor tamaño, que si el fogón nos daba el espacio para estar juntos compartiendo la sal y el pan de cada día, que si nos sobraba dinero para la cerveza y el camarón y brindar y reír con los amigos, que si la cancha de fut era mejor y la luz menos cara, y pronto se nos olvida que nos apoyaron y queremos más y más y nos volvemos a inquietar y sabemos que no tenemos llene a las ambiciones y esto es lo que en verdad nos duele y no quiere decir que seamos indiferentes a luchar por más y mejores cosas que nos permitan mejorar la vida para todos, no, pero el siempre demandar y no saber dar y construir nos llena de ambiciones y no permite que logremos paz y serenidad para luchar al lado de todos para lograr más, mucho más, y ojalá lo logremos entender porque es muy sencillo decirlo pero muy difícil de hacer.
Mucho hablamos de solidaridad y de no politización de las demandas y entregas de apoyos y de ayudas, pero la realidad es que al paso de los años acostumbramos a los grupos a demandar sin dar y a los dirigentes les aceptamos el recibir y quedarse con la ayuda y los apoyos y pervertimos la política y se hizo un negocio para las mafias del poder, y la organización social la dejamos en el recuerdo y en la demagogia y las luchas no tuvieron la solidaridad sino la rapiña para unos cuántos y para generar más vividores y no dirigentes que apoyaran los esfuerzo para mejorar la vida y dar mejores garantía para la JUSTICIA SOCIAL, y se dejó el trabajo por la petición y la limosna y dejamos el valor y la dignidad por unos cuántos centavos y somos pues responsables de la tragedia, y debemos pensar en lo que hay para cambiar las cosas y luchar por lo que queremos… paz y dignidad, trabajo y techo con alimentos y atención para nuestra salud, y oremos porque así lo podamos hacer en poco tiempo. GRACIAS POR LA VIDA Y LO QUE TENEMOS, YA VENDRÁN TIEMPOS MEJORES… PERO, CON PAZ Y SERENIDAD.