Lucha de derechas

sinpunto

Sin lugar a dudas cada uno de ellos ha entendido el papel que ha venido jugando y lo que tiene que hacer para seguir mantenido la misma ruta. Ambos saben que esta elección marcará el rumbo, desde ahora, de lo que pudiera ser el escenario de la contienda presidencial en el 2018. Y no es que se trate de ir adelantando los tiempos, simplemente es que de la conformación de la Cámara de Diputados dependerá con mucho el futuro del país, y el posicionamiento de cada una de las fuerzas políticas. Por eso el debate mediático resulta de vital importancia para los fines que pretenden cada una de las dos principales fuerzas políticas del país.

Por lo que respecta a las otras expresiones partidistas, no existe una real preocupación porque saben que el Partido de la Revolución Democrática se ha venido haciendo pequeño con el paso de los meses a causa de que Andrés Manuel López Obrador ha decidido quedarse con la mayor parte de esa militancia que llego al Sol Azteca por la figura que representaba cuando militaba entre ellos. El los reforzó, los posicionó, los hizo crecer, y ahora busca hacerlos caer porque necesita esa militancia para asumirse como la tercera fuerza política del país y consecuentemente buscar a partir de ello competirle a los blanquiazules, que no terminan de cohesionarse y siguen con las reyertas internas. La defección ha sido numerosa y no cejará hasta mandarlos al cuarto o quinto lugar en las preferencias electorales.

Por lo que respecta a las dos principales expresiones partidistas, ambos saben que esta es la oportunidad de enfilarse a la competencia por encabezar el país dentro de tres años. De ahí que el panismo haya establecido como estrategia destacar y desgastar a lo que representa por ahora el Partido Revolucionario Institucional, sin establece blancos específicos. Entienden que particularizar la estrategia de desgaste solamente los llevará a blancos que pueden ser parapetos de protección para los candidatos. El panismo ya visualizo que la circunstancia del Ejecutivo es la más baja de la historia en cuanto a popularidad, y es la oportunidad que estaban esperando y no la desperdiciaran. De lo que se trata es de plantarse cara a cara y enseñarle a los votantes lo que han estado haciendo mal, y los excesos de sus principales exponentes, incluido el propio Presidente Enrique Peña Nieto.

Pero del otro lado no son mancos, como dice la sabiduría popular, pues los tricolores saben lo que se juegan y el problema que tienen los demás partidos independientemente del descrédito en que ha caído el actual Gobierno. Ni que decir de las izquierdas que se han enfrascado en una lucha interna para evitar que las defecciones engrosen las filas del Movimiento de Regeneración Nacional. Aunque a muchos militantes tricolores no les guste, esta es una elección de derechas, porque por mucho que se digan socialdemócratas, la realidad es que sus decisiones todas, van en el mismo sentido de las panistas. El conservadurismo del actual régimen es evidente y eso explica el porque de la radicalización de la lucha política mediante acusaciones mutuas y reyertas mediáticas. De cualquier forma, el PRI se mantendrá por delante, y habrá que verlos en el 2018. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.