No le quedo de otra al gobernante de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, más que salir a dar la cara a los medios de comunicación y señalar que "ganó la democracia y se respetó el compromiso de que habría piso parejo durante la jornada electoral, ya que fue una elección sin incidentes.
En otras palabras no hubo mayores casos que reclamar como ha sido tradición desde que el perredismo se alzó con el gobierno de la Capital de la República. El problema para la otrora poderosa fuerza política de la izquierda es que en realidad nunca ha detentado el gobierno, porque desde la llegada de Cuauhtémoc Cárdenas ningún miembro de las izquierdas provenientes del clandestinaje logró alcanzar el ejercicio de gobierno.
Al "Hijo del Tata" le siguieron Rosario Robles, Andrés Manuel López Obrador, Alejandro Encinas, Marcelo Ebrard Casaubón, y ahora Miguel Ángel Mancera Espinoza, pero ninguno surgido de las filas de las corrientes que dieron nacimiento al Partido del Sol Azteca. Quizá esa circunstancia fue la que provocó que los principales liderazgos de las corrientes internas construyeran feudos en la Gran Ciudad, y delimitaran territorios donde disponían de vidas y haciendas a la mas pura usanza de los antiguos encomenderos. La riqueza acumulada fue brutal, la disposición de los recursos monetarios cínica, la orientación del acto de gobierno especifica hacia quienes entendieron que había que sujetarse a las reglas del juego si se quería obtener mayor calidad en los servicios.
Las pandillas se hicieron gobierno, y los ciudadanos observaron impávidos durante muchos años la forma en que se gastaban nuestros impuestos y la carrera que emprendieron para ver quien se enriquecía mas y en menos tiempo. Quizá el único que hizo cosas distintas fue Andrés Manuel López Obrador, quien cambio la simple corrupción a la modalidad del diez por ciento de todos aquellos que trabajaban en las estructuras gubernativas. Había que cooperar para la causa, porque así se denominaban las ambiciones del tabasqueño por alcanzar la Presidencia de la República. Las arcas de la Ciudad de México fueron saqueadas inmisericordemente, pero las cosas comenzaron a cambiar, aunque quizá no sea para bien.
El Movimiento de Regeneración Nacional, liderado por Andrés Manuel López Obrador, quien regresa por sus feudos, ganó más delegaciones que el PRD y el mismo número de diputaciones. El tabasqueño tendrá fondos en suficiencia para seguir haciendo campaña soterrada por la Presidencia de la República, claro esta, si no lo inhabilita el Instituto Nacional Electoral por la excesiva y adelantada propaganda en su favor durante la pasada jornada electoral. De cualquier manera la debacle perredista es evidente, y esto le tiene que preocupar a Miguel Ángel Mancera porque pierde toda posibilidad de encabezar una cruzada de las izquierdas en el 2018. Por eso sus desplantes para disfrazar sus decisiones con un halo democrático. De lo que podemos tener seguridad es que se asumirá como un demócrata pretendiendo conjuntar voluntades en las izquierdas para una eventual candidatura de unidad. Lo que debe entender es que el "Caudillo de Macuspana" nunca lo dejara que se vaya por la Libre. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.