Sin lugar a dudas el señor Andrés Manuel López Obrador es uno de los políticos más hábiles que registra la historia de este país. Sabe como hacerse necesario y construirse escenarios favorables para sus fines. Sigue conservando un nicho de operación en el que
la gente le cree todo lo que dice y acepta sus propuestas con relativa facilidad. Sabe qué decirle a su público y lo hace de una forma que confirma y reafirma la lealtad que le guardan los hombres y mujeres insertos en la banda de la pobreza de este país. Para decirlo más claro, el señor López ha adquirido la especialización de comunicarse eficientemente con aquellos carentes de los mínimos de bienestar, olvidados, o poco favorecidos por los programas gubernamentales.
A eso le apuesta, a los más de cincuenta millones de hombres y mujeres en situación de pobreza. Sabe como sembrar en ellos la esperanza porque entiende a cabalidad que es el producto que más necesitan y que menos poseen. Por eso lo siguen venerando y lo apoyan, y bastara con que comience nuevamente a recorrer el país para comenzar a estructurar esas redes que en el pasado estuvieron a punto de llevarle a la Presidencia de la República. Pero también debemos reconocer que la pasión que le impone a lo que dice y lo que hace es el principal motor para mover conciencias entre los moradores de todas las regiones del país. Hay que reconocer que a López Obrador se le quiere o se le odia, pero nunca pasa de forma intrascendente.
Pero sus estrategas saben que no han terminado de consolidar esa fuerza que lo puede llevar en su tercer intento a la Presidencia de la República. Y es el momento de comenzar ese arduo camino, sobre todo porque la elección pasada se dividió en tercios. De consolidar territorialmente a su Movimiento de Regeneración Nacional sus predicas reivindicatorias resonarán en la memoria de muchos mexicanos, sobre todo en los Pobres. No importa que le digan que su discurso es arcaico y que se aleja de la modernidad política y social del país, el sabe que para los jodidos la modernidad no existe, y que su pobreza no les ha permitido ni siquiera acceder a la tecnología más simple porque sigue resultando muy cara para ellos.
Siendo consecuentes con nuestra realidad, tenemos que aceptar que las cosas no caminan bien en el país, y que nuestro mayor problema es no haber encontrado la ruta de la distribución equitativa del ingreso. Por eso todavía le funciona al señor López el discurso reivindicatorio, porque los hombres y mujeres en pobreza que tiene este país, la mitad de nuestra población hay que reconocerlo, nunca se han sentido incluidos en el desarrollo y la modernidad porque siguen en la misma semi esclavitud que detonó nuestros dos movimientos armados emblemáticos que registra la historia. Al final, el camino de Andrés Manuel López Obrador y las falanges de la izquierda mexicana se unirán mas por conveniencia que por convicción. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.