Dicen que para resolver un problema, primero se tiene que aceptar que el problema existe. A este país se le han acumulado los problemas en los últimos años, y uno de los más graves es esa maldita pobreza que se nos ha enquistado en la mayor parte de la población y que cada
día nos provoca severos problemas. Por otro lado, esos ricos que han incrementado sus fortunas a través de las concesiones del Estado, como si fueran modernos encomenderos, son dueños de vidas y haciendas como cuando recién fuimos conquistados. Los ricos de este país son mas ricos cada día, y los pobres cada semana disminuyen sus posibilidades de al menos llevar algo para que sus familiares ingieran al menos dos comidas al día.
Eso también provoca que muchas de nuestras regiones producen elementos para el crimen organizado a causa de la falta de oportunidades y la necesidad de llevar algo para que los familias puedan tener seguro el alimento. Hay que decir que México tiene muchas regiones en donde quienes administran servicios y deciden la vida de las comunidades son los miembros del crimen organizado. Pero también hay que reconocer que eso ha sido producto de los vacíos de poder que los mismos gobernantes han propiciado. Muchos aseguran que el crimen organizado actúa y opera como si fuera una empresa, y eso es lo que ha ocurrido con el caso de las policías comunitarias y las autodefensas.
Cuando surgieron los grupos de policías comunitarios en Guerrero señalé que el error mas grande que podía cometer el señor Ángel Aguirre Rivero era su legalización. Muchos fueron las voces en el mismo sentido, pero al depuesto gobernante se le hizo más fácil responsabilizar a los pobladores de su propia seguridad. El caso de Néstora Salgado fue emblemático de la acumulación de los odios y la perversión del poder a causa de la impreparación y la ambición desmedida. Las autodefensas son el símil michoacano de las policías comunitarias de Guerrero. Y ha ocurrido lo mismo con los excesos del ejercicio del poder policial en diversas regiones, donde sus miembros deciden la vida de los habitantes que dicen proteger. El problema es que en la mayor parte de las veces las policías comunitarias y los grupos de autodefensas son intermediarios entre pobladores y crimen organizado.
Para decirlo de otra forma, la frontera entre criminales y policías comunitarios no existe y militan en uno y otro bando de acuerdo a la conveniencia del momento. Aquellos que dicen defender a los pobladores en realidad son los que vigilan que los narcotraficantes hagan su trabajo sin afectar a las comunidades. Esa es la única armonía que ofrecen, pero el crimen sigue ahí. También hay que precisar que seguir manteniendo policías comunitarias y autodefensas es una abdicación de la responsabilidad constitucional del Estado Mexicano de ministrar y administrar la seguridad pública a los pobladores de todas las latitudes del país. Seguir por ese camino tiene como destino final la anarquía y la negación del Estado de Derecho. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.