Los primeros tres años

sinpunto

Cuando de hacer un análisis de lo ocurrido se trata, las mediciones comienzan de la forma en que mas conviene a quien hace las cosas, o a quien no las hace y espera la oportunidad de hacerse con el gobierno para hacerlas de forma distinta. Una parte importante de los proyectos

de los partidos políticos que disputan el poder es la publicitación de los yerros del adversario y ofrecerse como la posible solución sin decir como se realizará el milagro, porque en la mayor parte de las veces tampoco tiene la fórmula perfecta para hacerlo y lo natural es que también fracase. Ese es el círculo vicioso del poder que en este país, y no se avizora el tiempo en que pueda cambiar el estilo de gobernar de nuestros políticos.

 

Tres años de gestión en un país con tantos problemas como él nuestro es apenas una pequeña porción de tiempo. Lo malo es que en México el período presidencial fenece a los seis años, y eso quiere decir que a Enrique Peña Nieto le quedan solamente tres años más para alcanzar algunas de las expectativas que despertó cuando los mexicanos lo elegimos para que estuviera al frente del país. Desde luego que no ha sido fácil para el mexiquense, pero a decir de muchos, ha logrado sentar las bases para queden el futuro los gobiernos cuenten con mayores instrumentos para la navegación administrativa en momentos de turbulencia.

 

Al inicio de su mandato dio muestras de querer hacer bien las cosas, y ante la oferta de reunirse todos los involucrados para tomar decisiones conjuntas los líderes partidistas no pudieron evadir su responsabilidad histórica. El llamado Pacto Por México dio pie a las llamadas reformas estructurales que tanto tiempo fueron postergadas, pero el tiempo se acorta y parece que el mexiquense no verá los resultados en su gestión. Lo que nadie le puede escatimar al señor Peña Nieto es que ya sentó las bases de lo que tendrá que ser el futuro al que todos hemos aspirado, y si bien a él no corresponderá recoger los frutos, intentó y logró lo que hasta ahora nadie había alcanzado. Ese será su mérito: las bases para salir de ese atolladero en que llevamos más de cincuenta años.

 

Por mucho que se le epitete, debemos reconocer que tuvo voluntad de cambio y no se encerró el el discurso de la excusa. Ha enfrentado el reto y arrostrado las consecuencias, y eso quiere decir que ha tenido más valentía que otros que se dijeron predestinados y que entregaron un desastre de país. Tiene tres años por delante para mostrar y demostrar la claridad de sus intenciones y alcanzar aunque sea medianamente, algunos logros que cambien la percepción de la gente. Por lo pronto los índices de la inflación son los más bajos de los últimos treinta años, y el repunte del empleo el mejor de los tres sexenios anteriores. Ha tomado Decisiones difíciles, controvertibles, o insuficientes, pero no se ha quedado como otros en la simple contemplación. Y eso marca la diferencia. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.