Cuando alguien afirma que los grandes negocios se realizan al amparo del poder, no existe forma alguna de negar nuestra lamentable realidad. Efectivamente, las grandes fortunas de este país no podrían explicarse sin la intervención de quienes ejercen el poder, porque solamente ellos tienen la capacidad para provocar que alguien se convierta en un nuevo poseedor de riquezas. Por otra parte, el oficio de "prestanombres" también es ampliamente remunerado, es más, quizá tanto como el de un empresario, y uno de los principales elementos que debe poseer el interesado en formar parte de este gremio, es una lealtad a toda prueba y un alto sentido de la honestidad con quien lo beneficia.
El ejercicio político debiera ser una de las profesiones más reconocidas por el simple hecho de que el servicio a los demás ennoblece a quienes lo practican. El problema es que muchas veces ese servicio se pervierte a causa de la intencionalidad de quienes observan a la política como una forma de enriquecimiento fácil. México ha sido pródigo en casos en que los políticos construyen clanes familiares por el dinero acumulado y no por la forma en que sirven a la gente. El costumbrismo indica que en cualquier espacio de administración de recursos quienes toman las decisiones eligen a quienes se favorece con la asignación de contratos, y para desgracia, nuestra el dinero termina en los bolsillos de las poderosas cofradías que forman los gobernantes.
No podemos cerrar los ojos ante la evidencia de esa operación delincuencial, pero sobre todo, de la cínica impunidad con que han construido fortunas más habidas. Alemán, López, Díaz, Lerdo, Salinas, Redo, Calles, Legorreta, son solamente algunos de los apellidos que recibieron la gracia de hacer negocios al amparo del poder, pero la lista es larga y numerosas las fortunas. Hace dos días fue detenido Jorge Morales Borbón, quien trabajará como titular de Comunicación Social en el gobierno de Guillermo Padrés en el Estado de Sonora, que si por algo se distinguió fue por la impunidad en que operaron la mayor parte de los funcionarios públicos para hurtar el dinero público. El Señor Morales se dedicaba a cobrar un porcentaje de los trámites que realizaba para que los representantes de los medios de comunicación recibieran el pago de los servicios publicitarios que brindaban al Gobierno de Sonora. En síntesis, quien no le entraba con su "moche" simplemente no recibía pago alguno.
Guillermo Padrés montó un aparato de amigos para saquear las arcas públicas, y en algunas ocasiones los funcionarios recibieron la facilidad de coligarse para alcanzar sus fines, que por cierto no era servir a los demás. Las pruebas han sido aportadas por los medios de comunicación, pero pareciera que el señor Padres y sus delincuenciales funcionarios han adquirido la garantía de la impunidad porque hasta ahora no han sido molestados ni con el pétalo de una averiguación previa ¿Y la promesa de limpiar la administración pública de ladrones y acabar de una vez por todas con la impunidad? Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.