Muchas veces he señalado que nacimos de un acto de Corrupción cuando durante la fundación de la Villa Rica de la Vera Cruz Hernando Cortés soborna a sus capitanes para seguir tierra adentro descubriendo al nuevo mundo al que había llegado. A
quienes decidieron quedarse en la comodidad del primer Municipio de América, les señaló la posibilidad de que los naturales fueran por ellos y se los comieron vivos, lo que provocó el espanto y el engrosamiento de su ejército. Para sortear el valladar que significaba el mar que rodeaba a la Gran Tenochtitlán, construyó bergantines más ágiles que las simples barcazas que utilizaban los naturales, lo que aunado al utilizamiento de metales en la confección de armas le otorgaba una gran ventaja frente al imperio que al final conquistaría. La Corrupción fue el distintivo de la conformación de la nueva nación, y sigue siéndolo, aunque nos duela.
No es una particularidad únicamente de quienes gobiernan este maravilloso país, por lo que debemos señalar que los gobernantes están en todos lugares, y que si algo tienen en común es la disposición arbitraria de los recursos públicos y la búsqueda constante de contraprestaciones adicionales a la remuneración que reciben por el desempeño del encargo. Para decirlo más claro, el hurto de los recursos públicos es una constante en toda la Administración Pública. La premisa del servicio público hace tiempo que perdió vigencia y ahora solamente se aspira a la ocupación de un encargo con la finalidad de satisfacer de manera pronta la necesidad de una buena dotación de dinero para los tiempos difíciles.
La Ley Federal de Responsabilidades de los Servidores Públicos data del "Proyecto de Renovación Moral de la Sociedad" instrumentada durante el mandato de Miguel de la Madrid Hurtado, y que provocó la creación de la Secretaria de la Contraloría General de la Federación, después Secretaria de la Contraloría y Desarrollo Administrativo. Treinta y cuatro años han pasado y las cosas siguen igual, y lo más lamentable es que podríamos asegurar que los procesos de enriquecimiento ilícito adquieren mayor refinamiento cada día, y se realizan en todos lados a causa de esa maldita impunidad que nos han recetado nuestros ineficientes legisladores que se han negado a criminalizar la corrupción. Quizá estén previendo que un día pudieran resultar imputados.
Elda Llergo Asmitia fue alcaldesa de Teapa, en Tabasco, y antes de dejar el encargo regalo a sus familiares 21 predios. Claro está que se "pasó de rosca" como dicen en el argot popular porque entre ellos se cuentan algunos parques públicos y zonas de áreas verdes, pero ya sabe usted que en este país todo es posible cuando se quieren hacer las cosas. No creo que a Elda Llego Asmitia le haya preocupado mucho la ley, por el contrario, conocía muy bien el camino. Para decirlo mejor, eso es parte importante de nuestro sistema. La mala noticia para los mexicanos es que ella es pequeña en comparación con otros. La buena es que aunque se lo quieran acabar México es mucho más que eso. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.