México tiene un problema d difícil solución. Y no es otra cosa que la mala elección de nuestros gobernantes a causa de su empecinamiento por disponer de las rentas públicas en su beneficio personal.
Los ejemplos resultan ricos y variados y corresponden a sujetos provenientes de todos los partidos políticos. Guillermo Padres fue gobernador panista de Sonora, y más que seguir los cánones del buen gobierno, torció el camino desde el inicio de su mandato y optó por encabezar un grupo delincuencial. Pareciera que lo que en realidad conformo fue una pandilla de facinerosos antes que un gabinete que buscara eficientar el servicio de las instancias administrativas para beneficio de los sonorenses.
Cualquiera podría pensar que el juicio emitido en el párrafo anterior es descriptivo de los salteadores de caminos que hasta el porfiriato mantenían asoladas a todas las regiones del país. Tendría que llegar el hombre de Tuxtepec a imponer el orden bajo la premisa de "mátalos en caliente", por lo que para evitar el dispendio de balas los "Rurales" optaban por "colgarlos" en los caminos de todas las regiones, y dejar que sus despojos se pudrieran para escarnio del vulgo. Antes que pensar en el bienestar de los sonorenses, el señor Padrés ya tenía decidido hacia dónde caminaría su gobierno, y para ello necesitaba socios. La mayor parte de la clase política del estado se componía de hombres y mujeres cuya principal labor consistía en la satisfacción del Gobernador Padrés antes que en el servicio a quienes lo votaron.
Agustín Antonio Padres es primo hermano de Guillermo Padres, y también es delincuente. Ahora resulta que el negocio de este "honorable" miembro de la estirpe "Padrés" era la venta de plazas en el gobierno encabezado por su primo. Tenía la costumbre de solicitar ochenta mil pesos por cada plaza que conseguiría, pero la realidad es que no estaba en posibilidades de conseguir alguna y fue denunciado por falsificación de documentos y Asociación Delictuosa. Agustin Antonio Padres obtuvo utilidades cercanas a los dos millones de pesos, pero ahora tendrá que pasar una buena temporada en la cárcel por andar comercializando plazas de la Secretaria de Educación y Cultura. Y no es que sea uno de tantos Vivales que pululan por las instituciones públicas, es que nunca nadie le señaló que estaba cometiendo un delito, porque era primo hermano del Gobernador y no merecía que lo molestaran con el pétalo de un reclamo.
Todos los días nos enteramos de las andanzas no tan solo del señor Padrés, o de sus empleados o familiares. También enteramos que la delincuencia se enquistó en un gobierno que solamente se dedicó a conformar una pandilla de facinerosos cuya principal misión era hurtar dinero y hacerse de bienes con triquiñuelas propias de los forajidos que asolaron el estado hace poco más de un siglo. La regresión ha sido brutalmente ofensiva para el entendimiento y el raciocinio. La pregunta es: ?para cuando la ley? Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.