Podredumbre y tortura

sinpunto

En las redes sociales existen muchos elementos que corroboran el salvajismo del género humano frente a sus semejantes. Es más, podríamos decir que hace mucho dejamos de parecernos a las otras especies, pero seguimos siendo tanto o más crueles. La forma en que los miembros del crimen organizado idean como infringir sufrimiento a sus adversarios cuando tienen la mala fortuna de caer en sus manos, resulta en algunas ocasiones inconcebible por la brutal forma de causar dolor. De eso se trata, de arrancar confesiones con tal de cesar el castigo, o provocar la muerte de forma inmediata cuando se alcanza lo que se quiere. La diferencia ente los bestiales sacrificios de los criminales y el brutal estilo de los policías para arrancar confesiones tienen la misma finalidad. La diferencia es que unos son delincuentes y otros policías delincuentes.

Las imágenes de miembros de la Policía Federal y el Ejército Mexicano torturando a una mujer en el poblado de Ajuchitlán del Progreso en Guerrero encendieron nuevamente las voces de alerta acerca de la habitualidad de esa práctica. Ambas dependencias señalaron que los responsables fueron separados de sus encargos y enjuiciados. El problema es que a la tortura acuden la mayor parte de las corporaciones policiales del país, en los tres órdenes de gobierno, y poco se ha hecho para evitarla. Las policías del estado de Guanajuato han adquirido un alto grado de especialidad no tan solo en tortura física, también en la psicológica, sin que esto haya causado reacciones en el Gobernador Miguel Márquez Márquez.

La pregunta que todos nos hacemos es ¿porque en este país se pone remedio a las prácticas ilegales hasta que las redes sociales las hacen públicas? Roberto Campa Cifrián, Subsecretario de Derechos Humanos de Gobernación afirmó ayer que la convicción del gobierno es erradicar la práctica de la tortura, pero es lo mismo que se ha afirmado durante mucho tiempo, y para nuestra desgracia sigue ocurriendo. La tortura se presenta cuando un servidor público inflige dolor a un sujeto para vencer su resistencia a fin de obligarlo a confesar un delito o para que revele nombres de sus cómplices. Pero también hay que decir que en la mayor parte de las veces ese sufrimiento causado excede lo humanamente tolerable, de ahí que las cárceles mexicanas estén llenas de acusados que en realidad son inocentes y que fueron producto de la habitual ineficiencia y perversidad de nuestras policías.

La práctica de golpear detenidos por las policías de todo el país es habitual, y para nuestra desgracia no está tipificada en los códigos penales como tortura. Cualquier persona que es detenida, aunque sea por una falta reglamentaria, padece tortura psicológica para orientarla hacia la entrega de dinero o de algún objeto de valor con tal de no ser remitido. Los jueces cívicos de todo el país son especialistas y ello los sitúa como parte importante de esta cadena de corrupcion. La podredumbre es brutal y no basta con salir a hacer declaraciones. Mexico necesita realidades, hechos, aplicación estricta de la ley, y no simplemente palabras. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.