Para que exista un acto de corrupción se requieren de dos actores al menos, y eso es el inicio de uno de los males más grandes que ha tenido este país. Y no es que como columnista me guste festinar o hacer apología de los delitos que se realizan al amparo del poder, simplemente es que no tolero la coma en que se dispone de las rentas públicas por funcionarios y empresarios que han causado un brutal empobrecimiento en la mayor parte de la gente.
Por desgracia nuestra clase política se ha acostumbrado tanto al dinero mal habido que ahora el cinismo es parte de su identidad.
Nuestra clase política acaba de dar una muestra de la poca clase que tienen sus integrantes. Negarse a abordar la llamada “Ley 3 de 3” es la peor demostración de ese cinismo que caracteriza a la clase política de estos tiempos, y que los ha identificado durante muchos años. Disponer de las rentas públicas en su provecho ha sido uno de los peores cánceres del México en que vivimos. Cuando los ciudadanos organizados decidieron participar en la conjunción de más de ciento veinte mil firmas necesarias para presentar en el Congreso la llamada “Ley 3 de 3”, la gente se volcó en los módulos para alcanzar la friolera de más de seiscientas mil firmas en un ejercicio eminentemente ciudadano, a la vez que enviaba el mensaje de que había llegado la hora de cambiar esas prácticas corruptas que distinguen a nuestros políticos.
La propuesta surgida del albedrío ciudadano, establece la obligatoriedad para los servidores públicos de presentar las declaraciones patrimoniales, de intereses y fiscal, aunque Carlos Joaquim en Quintana Roo la extendió a cinco de cinco adicionando antecedentes no penales y exámenes toxicológicos. Claro está que para que exista Corrupción se necesitan al menos dos, y uno de ellos en la mayor parte de los casos es empresario. De ahí que la propuesta contemple medidas preventivas y sanciones para evitar que el sector privado participe en actos de Corrupción, pero sobre todo, que tengan acceso a la información clasificada que les permite en la mayor parte de las veces manipular los concursos. Habrá que subrayar que han sido los ciudadanos quienes la concibieron, quienes la hicieron, y quienes la propusieron, por lo que ahora está en la cancha de nuestros representantes populares.
Como dicen en el argot popular, “ahí es donde la puerca torció el rabo” porque hasta ahora quienes se han negado a colocarla en el calendario legislativo fueron los miembros del tricolor. Flaco favor le hacen al Presidente Enrique Peña Nieto quien siempre ha mostrado su intención de caminar hacia la limpieza y la transparencia, algo a lo que se oponen los grandes intereses y las complicidades de los corruptos. Por lo pronto de eso se han vestido los priístas, y la pregunta que los mexicanos nos hacemos es: ¿sabrán que en menos de un mes los ciudadanos iremos a las urnas y que podemos ocasionarles un desastre? Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.