El oficio de gobernar ha sido abordado desde que se dieron las primeras manifestaciones de organización social, y hasta ahora nunca nos hemos puesto de acuerdo para dilucidar cuál es la mejor forma de garantizar eso que se dice debe ser el fin inmediato: la felicidad de los pueblos.
Las formas y los estilos siempre han sido cuestionados cuando los excesos llegan, y hay que decirlo rotundamente, cuando se falla en la tarea de gobernar es cuando los pueblos languidecen. Por el contrario, cuando se encuentra la forma de beneficiar a las mayorías es cuando la cultura florece. Por eso el oficio de gobernar ha sido uno de los más grandes problemas del género humano.
En los tiempos que vivimos no resulta fácil la tarea de gobernar, y lo peor de todo es que los partidos y los políticos han sufrido tal descrédito, que la gente prefiere votar por independientes o caras poco conocidas para sacudirse un poco los vicios de los llamados "políticos profesionales". Pero también hay que señalar que en algunas ocasiones sale "más caro el caldo que las albóndigas" como se dice coloquialmente, porque la ignorancia y la impericia de los advenedizos resulta brutal. El viernes pasado Manlio Fabio Beltrones Rivera, líder nacional de los tricolores advirtió que su partido irá en alianza con otros partidos para buscar el triunfo en los comicios presidenciales del 2018, pero también señaló que los institutos políticos no deben perder de vista que no se trata de ganar elecciones únicamente, sino de saber gobernar. Y es que el señor Beltrones sabe de lo que habla, porque esa tendencia de los votantes de optar por fórmulas novedosas, aunque desconocidas, solamente nos han traído desengaños, incertidumbre y desasosiego.
Efectivamente no es fácil la tarea de gobernar, y menos cuando no se tienen las condiciones para identificar lo que debe abordarse de forma especializada, y a lo que se debe aplicar un tratamiento de sentido común. Ambas circunstancias son importantes a la hora de tomar decisiones, pero sobre todo, cuando de beneficiar a los más desprotegidos se trata, porque independientemente de los diagnósticos de pobreza, la intuición personal de los políticos resulta imprescindible para la obtención de resultados tangibles, medibles y creíbles.
No es fácil diseñar la dirección y el destino de los pueblos, y muy difícil es la administración de los recursos para que lleguen a todos los sectores poblacionales con sentido de justicia, y no de interés partidista o electoral. Para eso se requiere formación, conocimiento, y un valor que muy pocos de nuestros políticos tienen en estos días tan aciagos: honestidad. No es menor el asunto al que se refirió Manlio Fabio Beltrones Rivera, pues independientemente de su militancia partidista, a nuestros políticos les hace falta esa visión que han mostrado y demostrado los grandes estadistas que dejaron huella en la historia de la humanidad. El canibalismo político es propio de los pequeños, y negar los logros evidentes de un gobierno la condición de quienes piensan que los mexicanos somos idiotas. Al tiempo.This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.