Aristóteles, el salvador de la patria

sinpunto

Hay quienes buscan aprovechar esa convulsión mediática que se ha desarrollado en torno a la menguada figura del presidente Enrique Peña Nieto. Los demonios se han soltado en el Partido Revolucionario Institucional y ahora cualquiera piensa que puede ser la solución a los problemas derivados de un gobierno sin ruta, pero sobre todo, “el

salvador” de los tricolores que pululan sin rumbo en la mayor parte del país donde ni los propios gobernadores han logrado establecer una estrategia para sortear la crisis.

En su momento Rodrigo Medina pensó lo mismo, pero pronto descubrimos su lamentable realidad de disposición de dinero público para su provecho personal y el de sus más allegados colaboradores.

Ahora vive casi todo el tiempo fuera del país porque en su tierra natal lo detestan, aunque algunas veces ese alejamiento de su lamentable realidad lo haya hecho fantasear en buscar la Presidencia de la República como alguna vez comentara a sus más cercanos colaboradores.

Ser joven no es malo, y aunque muchos señalen que que la juventud y la inexperiencia se quitan con los años, el problema para este país es que lo pillo y ladrón no se quita nunca. Los casos de gobernadores jóvenes han sido lamentables para nuestra realidad: Roberto Borge Angulo, Rodrigo Medina de la Cruz, Javier Duarte de Ochoa, y ahora se suma otro con pretensiones de grandeza, aunque mantenga al borde del colapso las finanzas públicas en Jalisco, y que no es otro que Aristóteles Sandoval Díaz.

Llegó a la gubernatura proveniente de la Alcaldía de Guadalajara, donde por cierto el manejo de las finanzas no resultó lo adecuado para alguien que aspiraba a la candidatura de su partido, pero las decisiones del centro siempre han estado por encima de las aspiraciones de los mexicanos. Hastiados de los excesos etílicos de Emilio González Márquez y su afición por la oración y los púlpitos, los jaliscienses perdonaron el desastre administrativo del señor Aristóteles Sandoval.

Pronto se dieron cuenta del error cuando constataron que el ahora joven gobernador había convertido a la llamada Perla de Occidente en el municipio más endeudado del país, lo que derivó en diversas averiguaciones previas en su contra, y una hasta por paternidad irresponsable. Eso puso en evidencia a los azorados jaliscienses la clase de persona que detentaría el poder durante los siguientes años.

Hoy la popularidad del mandatario tapatío se encuentra en los mínimos históricos, pero él sigue pensando que ante una clase política desgastada por la impopularidad presidencial, puede ser el hombre que logre sacar adelante el prestigio de su partido, aunque traiga arrastrando tras de sí una brutal estela de desprestigio y corrupción. Para decirlo de otra forma, el señor Aristóteles Sandoval forma parte de esa clase política que Michelangelo Bovero denominará “La Kakistocracia”, que no es otra cosa que el gobierno de los peores. Pobre México. Al tiempo.