Hay quienes señalan que el que mucho improvisa tiende a cometer equivocaciones, y eso parece estar pasando en el círculo cercano del Presidente Electo Andrés
Manuel López Obrador. Y no se trata de mantener de forma permanente una severa crítica al hombre que regirá los destinos del Estado Mexicano, el problema es que cada día crece más la preocupación entre los inversionistas a causa de los yerros y desatinos de sus principales colaboradores por la persistente necedad de hacerse notar.
Y es que muchos tienen prisa por por comenzar a delinear eso que ellos piensan que necesitamos los mexicanos, aunque no dejan de ser ideas y propuestas que nada tienen que ver con un estrategia de Estado, que es lo que requiere Andrés Manuel López Obrador para darlo a conocer a la gente. Pero no se puede construir un programa de gobierno partir del catálogo impreciso e inconexo de ocurrencias que el Presidente Electo vertió durante doce años de campaña permanente, y que sus principales colaboradores visualizan como un credo al que tenemos que sujetarnos los mexicanos.
Lo primero que debieran entender sus amigos, los aliados más allegados, y los encargados de delinear el proyecto de gobierno, es que la mayor parte de las cosas que en su momento señaló en su periplo por todos los rincones del país, es solamente un catálogo discursivo que nada tiene que ver con la realidad de las posibilidades gubernamentales, que son muy pocas ante las lacerantes necesidades de las poblaciones de la extensa geografía del país.
Qué el Presidente Electo haya caído en imprecisiones con el discurso utilizado en las últimas semanas es algo que debiera ocupar a sus principales asesores, porque no le están ministrando datos reales y comprobables, lo que indica que no tienen el peso político para contradecir o controvertir sus afirmaciones. Pero lo peor es que aunado a ello, las ansias de notoriedad de de sus allegados generan equivocaciones, lo que resulta grave y hasta lamentable.
Cuando Andrés Manuel López Obrador fue Jefe de Gobierno en la Ciudad de México, algunos de sus principales colaboradores entendieron la tarea de gobierno como una actividad febril en las calles sin programa y sin estrategia, lo que motivó el mote de “Gabinete Montessori” porque las ocurrencias estaban por encima del del programa de gobierno. En lo personal me parece que la efusividad del triunfo aún no termina, pero las ansias de ser diferentes nunca deben estar peleadas con la prudencia y la moderación.
En la circunstancia en que Andrés Manuel López Obrador alcanzó la Victoria, como en los mejores tiempos del partido hegemónico, la esperanza despertada entre los mexicanos es enorme y no pueden tirarla a la basura con ocurrencias del momento. Creo que ha llegado la hora de la serenidad y de discutir cuál es ese rumbo de la llamada “”Cuarta Transformación”. La efusividad se debe traducir en proyectos alcanzables y estrategias de corto y mediano plazo para evitar el desconcierto social y la posible decepción de las masas. ¿Porqué no comenzar a discutir con la gente el proyecto? ¿O la Cuarta Transformación será un diálogo de sordos?Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.