Nicolás Maquiavelo fue un diplomático, político y escritor italiano, al quien se le
adjudica la paternidad de eso que hasta ahora conocemos como Ciencia Política y que no es otra cosa que una disciplina de índole social que centra su estudio teórico y práctico en el fenómeno político y de los sistemas políticos, entre los que se encuentran la monarquía, la oligarquía, la democracia, la plutocracia, y hasta las dictaduras. También caben todo tipo de expresiones de organización social.
Para decirlo de otra forma, en la Ciencia Política caben todos los fenómenos que surgen en eso que llamamos “Estado”, y que no es otra cosa que el modo de estar de un persona o cosa, o bien la organización de una comunidad social con una organización política que les resulta común a quienes participan en ella a través de un territorio y órganos de gobierno propios, y que es soberana e independiente políticamente de otras comunidades u organizaciones de gobierno social.
En lo personal creo que un también en ese contexto podemos englobar al populismo, ese fenómeno que ahora se ha puesto de moda en los gobiernos del Continente Americano, y que no es más que la tendencia a lo popular en todos los ámbitos de la vida en común, y más cuando se convierte en una tendencia política que dice defender los intereses y las aspiraciones populares de la gente. Hasta ahora el término no forma parte del diccionario de la la Real AcademiaEspañola.
Hasta ahora la prédica populista apela al apoyo de las clases bajas y sin privilegios de eso que llamamos pueblo, para construir un poder distinto, apoyándose en la denuncia constante de todos los males que encarnan las clases privilegiadas, radicando su éxito en que las clases menesterosas siempre son mucho más que las encumbradas. Para decirlo más claro, el líder populista se convierte así en un redentor social al que los menesterosos se entregan sin condición para construir una nueva realidad.
Alicia Bárcena Secretaria Ejecutiva de la CEPAL puso el dedo en la llaga respecto de la migración de centroamericanos impulsada por el propio Andrés Manuel López Obrador como una forma de marcar su diferencia frente al gobierno de Donald Trump, y de identificarse con los países centroamericanos y sudamericanos que han encontrado en el populismo una corriente gubernamental distinta a una dictadura, pero igual de efectiva para distribuir equitativamente la pobreza.
Porque aunque no lo quiera reconocer el ahora líder máximo de las predicas populistas del Continente, Andrés Manuel López Obrador, ante el fracaso por no producir riqueza su mayor logro será la socialización de la pobreza, es decir, en el corto plazo todos seremos pobres en este país. Y aunque por el momento el desastre está a la vista, todavía no puede dejar de mantener esa esperanza en contrario hasta que tenga todos los hilos del poder en la mano. Quienes pensaron que López Obrador podría tener la talla de un estadista, se equivocaron, y el despertar será bastante doloroso, porque todos, así como lo lee, todos seremos pobres. Claro está que los que tienen capital lo enviaran a otros lados y escaparan del martirio social de quienes formamos parte del México empobrecido.
Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.