El caso de los estudiantes desaparecidos en Iguala, matriculados en la Escuela
Normal Rural “Isidro Burgos” de Ayotzinapa, paraje del municipio de Tixtla en el Estado de Guerrero, ha mantenido en vilo la conciencia cívica de este país durante muchos años, y lo previsible es que las cosas sigan de la misma forma por los intereses de algunos grupos sociales, políticos y delincuenciales, que han construido una industria a partir de la tragedia y de las distintas versiones que se han vertido por quienes tienen intereses creados.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador señaló durante años que de llegar a la Primera Magistratura esclarecería el caso, y ha girado instrucciones para que las diligencias tomen en cuenta conclusiones del Grupo de Expertos Independientes que para desgracia de este país vinieron solamente a ganar dinero y a empantanar más las investigaciones que realizaba la Procuraduría General de la República. Para decirlo de otra forma, a todos los mexicanos debiera importarnos llegar a la verdad, por dolorosa que esta sea.
Hasta ahora no existe una versión que concite los intereses de todos los involucrados, porque los hechos de una y otra parte han sido cuestionados y controvertidos por los distintos participantes en las investigaciones, y por los mismos coadyuvantes que más que aclarar estuvieron decididos a rechazar los resultados de las investigaciones oficiales, como si ellos fueran poseedores de la verdad absoluta. Para decirlo mas descarnadamente, todos han pretendido “llevar agua a su molino”, como se dice coloquialmente.
En lo personal nunca he creído que el gobierno de Enrique Peña Nieto haya tenido algún interés en esconder la verdad a causa de su compadrazgo con Ángel Aguirre Rivero, y muchos menos que los integrantes de la Zona Militar destacamentados en Iguala de la Independencia hayan participado. La tragedia se inicia a causa de los excesos de muchos de los involucrados. Por principio de cuentas nadie ha podido explicar que estaban haciendo los estudiantes a 140 kilómetros de su centro de estudios, y porque eligieron el camión que originó la tragedia.
¿De no ser los estudiantes quienes fueron cremados clandestinamente en la zona dominada por la banda delincuencial de “Los Rojos”, donde fueron ocultados sus restos? Porque no creo en la posibilidad de que están vivos y que aparecerán simplemente porque puedan existir nuevos elementos probatorios que modifiquen el resultado de las investigaciones. Pero también se tiene que analizar el encono acumulado en la zona centro del Estado de Guerrero, que ha sido santuario delincuencial de los normalistas durante mucho, mucho tiempo.
Ayotzinapa ha estado en los últimos años en la conciencia cívica de los mexicanos, y por lo que han anunciado en la mal llamada “Cuarta Transformación”, las cosas seguirán igual. Hurgar nuevamente en los hechos, en la circunstancia en que se desencadenaron los acontecimientos, y en los dolientes familiares de los desaparecidos, no cambiará la circunstancia. Pretender recomponer la mal llamada “verdad histórica” simplemente por satisfacer intereses de un nuevo gobierno, sin poner en medio de todo la búsqueda de lo que verdaderamente ocurrió, será un despropósito. Al tiempo.
Por: Vladimir Galeana Solórzano
This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.