MENTIR POR NECESIDAD

Sin lugar a dudas Andrés Manuel López Obrador será recordado en la historia de este

 país por el caudal de mentiras que utilizó para alcanzar la Primera Magistratura, y las que seguramente subirá utilizando para justificar sus desacertadas decisiones. El problema de un país como el nuestro, donde por costumbre se miente todos los días, son las consecuencias, y en el caso del Presidente de la República, habrá que decir que las mentiras que ha vertido durante tantos años, en todas las latitudes, han formado parte de ese mundo que ha construido para justificar los desaciertos que ahora comete como gobernante.

Las peroratas mañaneras tienen como propósito dar a conocer lo que piensa de los adversarios, lo que tiene en mente llevar a cabo, y mentir presentando hechos que presuntamente cometen los demás con la única finalidad de seguir dañando al país, y sobre todo a los integrantes de las clases populares. De acuerdo a su visión, los hurtos de los caudales públicos son enormes, y eso es lo que ha empobrecido a los mexicanos, pero se cuida muy bien de que salga a la luz pública el origen del dinero utilizado en su incansable periplo durante tantos años para hacer campaña por todos los rincones del país.

Si algo tenemos que aceptar es que nuestro sistema político ha sido uno de los más corruptos del mundo, y por lo que hemos observado durante el primer año de ejercicio del tabasqueño, por mucho que diga que él es distinto, las cosas seguirán siendo igual y con los mismos índices de corrupción. Hay que decirlo de forma clara y precisa, Andres Manuel López Obrador es producto del mismo sistema al que tanto dice combatir, y de ese sistema es que obtuvo el respaldo financiero para mantenerse pululando por todas partes denostando a quienes ocupaban los cargos públicos.

En lo personal pienso que el señor López Obrador es igual de corrupto que a los que dice perseguir, y al paso que va, esa imposición de su voluntarismo por encima de las reglas de operación de los programas gubernamentales, lo meterá en problemas si al cabo del tiempo las oposiciones alcanzan el poder. Nada es eterno, y mucho menos la voluntad de los votantes. Hasta ahora los índices de aprobación del Presidente de la Republica se mantienen en niveles aceptables, pero está a la baja.

Muchos tendrá que hacer para evitar el derrumbamiento de su proyecto personal y transexenal, porque si de algo podemos estar seguros los mexicanos, es que intentará vulnerar el precepto Constitucional del “"Sufragio Efectivo. No Reeleccion”. La vocación de poder del ahora Presidente se confunde muchas veces con la ambición personal. Hasta ahora no ha mostrado o demostrado que pretenda convertirse en un hombre de Estado, por el contrario, su cariz totalitario lo aleja de eso que llamamos democracia.

Mentir por necesidad para construir escenarios adversos para los que considera enemigos, será la constante del sexenio, pero no hay mal que dure cien años, ni pueblo que los aguante como lo señala el refrán popular. Nada es eterno, y hasta ahora lo ha perseguido la sombra del fracaso. Los resultados del primer año de gestión no son halagüeños, por el contrario, pudieran ser el preludio del desastre si persiste en mantener su personal forma de observar al mundo, pero sobre todo, a México y los mexicanos. No hay buenas noticias. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.