Creo que nunca antes habíamos observado una abierta confrontación entre la clase empresarial y la
Presidencia de la Republica. Es más, pocas veces alcanzamos un grado de confrontación social ente medios de comunicación, organizaciones sociales, grupos organizados de la sociedad civil, grupos eclesiásticos, organizaciones de periodistas, políticos, academia, y la Presidencia de la Republica. Lo que estamos viviendo es inédito, y por lo mismo no tenemos soluciones a la vista hasta en tanto no existan canales de negociación entre las partes involucradas.
Pero también habrá que señalar que el Presidente de la Republica tampoco es un hombre proclive a la negociación, y siempre ha preferido la confrontación como medio para imponer sus percepciones y su doctrina personal entre sus adeptos. Para decirlo más claro, el señor López Obrador prefiere subirse al ring antes que entrar en una fase de negociación, lo que posiblemente propiciará dolores de cabeza no tan solo a su gobierno, sino al país mismo y a los sectores productivos.
Gustavo de Hoyos, dirigente de la Confederación Patronal Mexicana, señaló que el contrincante más fuerte para México no es el coronavirus, sino el gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador, quien ha desestimado el impacto que tendrán las empresas por la cuarentena ante la emergencia, y rechazar un plan de acción que reactive la economía. “"La negativa presidencial de apoyar las medidas propuestas por la iniciativa privada, ya aplicadas en otros países, amenaza con agravar el golpe y la incertidumbre ocasionada por la pandemia”, espetó públicamente.
Y esto habla ya de una severa confortación ente el sector patronal del país y el Presidente de la Republica, quien abiertamente ha establecido que prefiere apoyar a las familias antes que entablar negociaciones con la clase empresarial. Lo cierto es que la mayor parte de las economías más sólidas del mundo han estado buscando la forma de aminorar los daños entre la gente ya que estamos enfrentando la peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial, mientras nosotros seguimos debatiendo que hacer contra el “detente”, una más de las estupideces de quién gobierna este país.
Resulta paradigmático que los países del Continente Americano que no participan en el llamado “bloque bolivariano” ya estén imponiendo medidas de apoyo. Chile suspendió pagos provisionales de Impuesto Sobre la Renta y de Impuesto al Valor Agregado por tres meses. Guatemala difiere pagos de cuotas patronales por tres meses, y en Costa Rica también postergan pago de impuestos. La pregunta es: ¿qué pasa en México? Y seguramente muchos responderían que las facultades mentales del Presidente de la Republica están fuera de la realidad.
Los mexicanos somos un pueblo siempre unido en la adversidad, y pareciera que la baja constante en los niveles de popularidad del Presidente de la Republica es producto de eso mismo. La confianza en sus decisiones ya no es mayoritaria, y mucho menos el odio profundo que han pretendido sembrar los principales dirigentes del Movimiento de Regeneración Nacional. Nuestros niveles de pobreza han sido lamentables, pero muchos sectores han alcanzado ya ciertos grados de miseria.
Al paso que vamos, dentro de un año, esto será el infierno. Al tiempo.
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