"Quien nunca tuvo y llega a tener, loco se quiere volver". Así reza el adagio popular que se refiere a los
excesos de la búsqueda de riqueza por aquellos que provienen de un origen humilde y terminan enriqueciéndose groseramente. Claro está que en un país de oportunidades como el nuestro, donde el elemento principal es el hartazgo de la gente por los procesos de corrupción de aquellos que deciden abrazar el oficio de la política, y la ignorancia a la hora de emitir su voto, ahora cualquier facineroso llega a la cúspide del poder.
Para que usted sepa diferenciar entre la generalidad de los políticos de este país, le diré que hay de todos los cuños, de todas las ideologías, de todas las formaciones, de todos los orígenes, de todas las preparaciones, y quien todos se dicen distintos, siempre terminan haciendo lo mismo, y la única cualidad es una tremenda vocación por los excesos como si hubieran sido elegidos para decidir desde el Olimpo Mexicano el destino de todos nosotros.
Debo señalar que son muy pocos quienes en un ejercicio de austeridad se decidan a solventar las carencias de sus gobernados, y la mayor parte de ellos piensa que el dinero está para que a su libre albedrío sea repartido o entregado a quienes piensan que deben favorecer, dando dádivas por doquier, y realizando jugosos negocios cuando de adquirir elementos para la satisfacción general se trata. Para decirlo de otra manera, la corrupción sigue siendo el mayor de los males de este país.
Le voy a relatar uno de los lamentables casos. Cuauhtémoc Blanco Bravo es un muchacho iletrado que tuvo la habilidad de jugar de forma excelente al futbol y eso le permitió alcanzar una fortuna. Cuando terminó su carrera deportiva, decidió que podía aspirar a ser un excelente gobernante, y pese a sus orígenes en la zona de Tepito, alcanzó a demostrar que tenía residencia en el Estado de Morelos, y que podría ser su gobernador. Así lo hizo y lo sigue haciendo.
Como todo gobernante alejado de la realidad de sus gobernados, comenzaron a llegar lujosas invitaciones para el fastuoso informe de la Presidenta del DIF Morelos. De pronto el Gobernador Blanco monta y desmonta un hospital móvil para la realización de un comercial.
La administración del exfutbolista mandó a hacer cajas de pantallas LCD con un valor aproximado de cien dólares por pieza, un equivalente a dos mil trescientos setenta y seis pesos, con lo que se podría comprar al menos diecinueve despensas de ciento veinte peso cada una. A punto de entrar en la fase tres de contingencia del Coronavirus, se presentan quejas por la falta de insumos en hospitales, además de asesinatos y agresiones a médicos.
Lo peor es que a unos días de que pobladores de Axochiapan, amagaran con quemar el hospital “Dr Ángel Ventura Neri”, junto con los enfermos por la COVID-19 provenientes de otros ayuntamientos, el sistema DIF estatal entrega invitaciones para asistir al Primer Informe de su presidenta: “Soy Natália Rezende Moreira, presidenta del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia del Estado de Morelos, soy una mujer de trabajo que me involucro al 100 por ciento en todo lo que hago y por ese motivo decidí conocer a fondo cada uno de los municipios del Estado”, dice la brasileña. Y para que la cuña apriete, el gobernador Blanco gasta 14 millones de pesos en un hospital ambulatorio. Que gobierno tan chingón, no? Al tiempo.
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