Sin lugar a dudas Andrés Manuel López Obrador es un hombre acostumbrado a remar contra la corriente, y esa peculiaridad es la que está colocándose por encima
del sentido común, ya que a causa de ese empecinamiento por controvertir la forma de hacer gobierno durante las administraciones emanadas del régimen de la Revolución Mexicana, es que ahora entra en una fase de diseño de lo que pretende que sea la identidad de su gobierno, apartándose de las reglas y de las decisiones que se impusieron en el pasado reciente.
Quizá eso es lo que los especialistas no han querido ver cuando de analizar las decisiones del tabasqueño se trata, y critican la forma tan burda en que toma decisiones contrarias al marco legal vigente, porque pareciera caminar en un sentido distinto. Por ahora ha sido la Agencia Internacional de Energía la que lanzó la voz de alerta señalando que el gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador está yendo en sentido contrario tanto de la evidencia científica como del sentido común, al tomar la decisión de frenar los proyectos de energías limpias que se han desarrollado en los últimos años.
Quizá la realidad es que el Presidente de la Republica no entiende mucho de adelantos tecnológicos, o piensa que primero debemos terminar de consumir los combustibles fósiles antes que entrar en la ruta que han adoptado los países del llamado primer mundo. Hasta ahora no conocemos cuál es la motivación que tiene para caminar en sentido contrario al que han desarrollando los países del primer mundo, y quienes han venido marcando la ruta de la modernidad energética, y de las energías renovables.
Por lo pronto la Agencia Internacional de Energía anunció que este año caerá el consumo energético como nunca se ha visto, y lo previsible es que el único crecimiento que se presente es el de las energías renovables, por lo que resulta estúpida la decisión de apostar por el consumo masivo de petróleo y carbón. Pero también el actual gobierno enfrentará una embestida legal por las inversiones que realizaron diversos consorcios porque ahora el Centro Nacional de Control de Energía, camina por un sendero diverso a la evidencia y al sentido común, lo cual carece de lógica.
Desconozco si el gobierno de Andrés Manuel López Obrador esté dispuesto a enfrentar en el ámbito internacional las demandas que presentarán aquellas empresas que invirtieron, y a las que ahora el Cenace no quiere dejar entrar en operación. Hace algunas semanas el propio Presidente de la Republica criticó los molinos de viento que se han edificado en las diversas serranías de la inmensa geografía de nuestro país, y su principal argumento es que afeaban el paisaje. Por lo visto López Obrador sigue convencido de que los molinos de viento son gigantes terribles a los que hay que enfrentar.
Nuestro retrógrada Mandatario, cual Quijote de la Mancha, ha sentenciado a muerte la modernidad energética del país. Hace pocos días sembraba árboles tropicales en los jardines de Palacio Nacional, y también reveló un documento elaborado por él mismo para que todos los organismos económicos internacionales se alineen al ideario de la Cuarta Transformación. La Pregunta que se hacen los mandatarios extranjeros, los directivos del Fondo Monetario Internacional, los de la OCDE y el Banco Mundial, y desde luego que también nos hacemos los mexicanos es: ¿estará en sus cabales? Porque todo indica que requiere de ayuda psiquiátrica. Al tiempo.
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