Hay quienes tienen el tiempo necesario para tomarse la molestia de enumerar cada uno de los yerros de los integrantes del actual gobierno, para que la historia sea quien emita
el juicio más severo por sus desatinos y por esa persistencia de pretender un cambio de régimen que ni siquiera entienden, porque ahora resulta que con cambiar de nombre a las dependencias del Gobierno Federal es más que suficiente. El colmo de todo es que discursivamente se asumen como incorruptibles pero en la práctica la corrupción forma parte de esas ansias de posesión de riqueza de quienes desde la izquierda han encontrado un filón de oro.
Que quede claro, la izquierda del país sigue representada por intelectuales que nada tienen que ver con las expresiones orgánicas del populismo morenista, pero sobre todo por quienes han mantenido una lucha reivindicatoria durante muchos años sin caer en la tentación de la riqueza como cayeron Andrés Manuel López Obrador y toda su camarilla de farsantes, porque todos poseen innumerables riquezas que han acumulado al paso de los años porque si de algo pueden preciarse es de haber salido más ladrones que los que decían combatir.
Treinta y cuatro mil millones de pesos hurtados por Marcelo Ebrard y Mario Delgado en la construcción de la Línea 12 del Metro, sirvieron para comprar una Presidencia de la Republica. Gastar diez millones de pesos por día en un lapso de seis años otorgó a Andrés Manuel López Obrador la posibilidad de alzarse con el poder en un país hastiado de la corrupción representada por panistas y tricolores. Lo que no sabía la gente, es que los morenistas habían preparado un antídoto a base de lo mismo que hicieron tricolores y blanquiazules: corrupción.
Hay muchas cosas que en un lapso tan pequeño de tiempo han mostrado la mendicidad de quienes ahora hacen gobierno y su vocación por la corrupción. Baste enumerar unas pocas de las que están circulando por las redes sociales: La venta del avión que no se vendió. La rifa del avión que no incluye el avión. La baja ocupación hospitalaria con hospitales llenos. La neumonía atípica que no es coronavirus. Ya logramos rescatar a Pemex pero está en quiebra. Hace tres meses nos preparamos para la pandemia, pero andamos en las compras de pánico a China.
La reapertura de los Municipios de la Esperanza que no reabren. La pandemia domada que desata el triple de casos. El país que va muy bien contra el virus pero tiene más muertos que China. El gobierno más ecologista del mundo apuesta por el petróleo y el carbón. Ya no hay corrupción, pero Bartlett. Ya no hay clientelismo político, pero Censos del Bienestar. El gobierno más honesto del mundo que hace más asignaciones directas. ¿Qué hacemos con los ricos… como Romo, Olga, Jiménez Espriú, Torruco, Bartlett, Epigmenio, Yeidckol, Napito? Primero los pobres pero eliminó el programa de atención a la pobreza. No hay pase de charola, pero cien grandes empresarios cenan en Palacio y tienen que pagar al menos 20 millones de pesos por la cena.
Se repudian los rescates financieros a los ricos pero se absorben las orquestas. Aquí no se consiente a los empresarios de siempre, pero los de siempre ganan los tramos del Tren Maya. Bellas Artes, para la fiesta de cumple del líder de La Luz del Mundo. El juarista que pone a iglesias evangélicas a repartir la cartilla moral. El humanista que acusa de grillos a papás de niños con cáncer que exigen medicamento. El defensor de las víctimas que se conmueve por el encarcelamiento del victimario y acude a saludar a su mamá. El feminista que afirma que 90% de las denuncias de violencia de género son falsas. Ha aumentado el gasto en salud, pero no hay medicinas. El político que más se ha quejado de fraude electoral organizó la “consulta” del aeropuerto. Y hay más, mucho más en tan solo año y medio de ejercicio. La 4T en todo su esplendor dando una muestra de lo que son capaces: de robar en poco tiempo más que tricolores y blanquiazules. Todo un récord, no? Al tiempo.
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