Sin lugar a dudas Andrés Manuel López Obrador ha ido adquiriendo una tremenda especialidad
para mantener vivas las mentiras de las que hace gala cuando de mostrarse como un impoluto miembro de la clase política se trata, aunque también debo señalar que ya son muy pocos los mexicanos que siguen pensando que es un hombre honesto, y que su proyecto es verdadero cuando habla de erradicar la corrupción y de mejorar la calidad de vida de los mexicanos.
Por principio de cuentas, habrá que señalar que hasta ahora las asignaciones directas de los grandes contratos que ha entregado la actual administración evidencia que la transparencia no es lo suyo, y quien mayor cinismo ha mostrado es la propia Secretaria de Energía, Rocío Nahle, que ha intentado por todos los medios quitar de su camino a las empresas que han estado produciendo energías limpias en diversas partes del país.
Quizá esto responda a los intereses por seguir manteniendo el proyecto de Dos Bocas pese a que por ahora el petróleo está devaluado en grado tal, que la mayor parte de los países del orbe han optado por seguir el camino de las energías limpias. Pero el caso de México resulta contrariamente paradigmático, porque hasta ahora el interés primordial es mantener la misma ruta, aunque para ello se sigan destruyendo y proscribiendo los proyectos sustentables de generación de energías limpias.
Pero como dicen por ahí, cuando los intereses monetarios se colocan por encima del interés por mantener la lucha de preservar el medio ambiente, es que poco les importa la salud pública y lo que pensemos los mexicanos en torno a sus decisiones. Desconozco que tanto esté involucrado el Presidente de la Republica en las decisiones que instrumenta la Secretaria de Energía, pero hasta ahora ha solapado los presuntos negocios que se están realizando.
Por lo pronto existe una prueba contundente de que la señora Nahle está involucrada en uno de los mayores negocios del sector energético, ya que asignó un contrato fuera de concurso, por cuatro mil novecientos sesenta y ocho millones de pesos, dinero de todos los mexicanos, a su compadre Arturo Quintanilla Hayek, para el acondicionamiento de los terrenos para la Refinería de Dos Bocas, a través de la empresa “Grupo Huerta Madre”.
Sin lugar a dudas las absurdas contradicciones y el cinismo con el que se realizan los grandes negocios por parte de la Administración de Andrés Manuel López Obrador mediante asignaciones directas, y sin el menor pudor, tendrán un costo significativo en los siguientes meses y años, pero sobre todo, en el hombre que siempre se ha afirmado honesto y que toda su vida ha sido un experto en la adquisición de grandes capitales. Lo único que nadie podrá negar es que en lo que va del régimen actual, la corrupción es distinta a la de otros gobiernos, porque ahora se roban el dinero de la forma más cínica y deleznable. Al tiempo.
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