La anómala nueva normalidad

En lo personal no sé qué piensa el Presidente de la Republica, Andrés Manuel López Obrador de

 lo que significa encabezar los esfuerzos por el progreso y el bienestar de todos los mexicanos, porque hasta ahora lo único que ha mostrado es una brutal irresponsabilidad para mantener viable a nuestra sociedad, a nuestra forma de gobierno, y a nuestro sistema de leyes. Para decirlo más claro, creo que estamos ante un personaje que se piensa invulnerable, o que tiene poderes extraordinarios pese a que ya sufrió un infarto.

Por lo pronto, la Organización Panamericana de la Salud hizo la recomendación a México de no abrir las actividades económicas de manera inmediata si la transmisión del coronavirus sigue en aumento. Y mire el resultado de tanta irresponsabilidad y los desacertados pronósticos que hizo el “honorable” Hugo López Gatell, quien hasta ahora ha sido la voz que guía el comportamiento de todos los mexicanos para salir lo menos dañados de esta pandemia mundial, que además ha impactado severamente en los procesos de nuestra económica y de la economía mundial.

Y es tan grave la osadía presidencial, que la propia Secretaria de Salud reportó este martes dos de junio que los contagios acumulados por el Covid19 suman noventa y siete mil trescientos veintiséis, además que ya llevamos acumulados diez mil seiscientos treinta y siete muertos. Lo peor de todo es que tenemos dieciséis mil novecientos cuarenta casos activos en esta mal llamada “"nueva normalidad”, y hemos lamentado la muerte de diez mil seiscientas treinta y siete personas, por lo que podemos decir que estamos en la etapa más difícil de la pandemia y no podemos bajar la guardia.

Lo peor de todo es que el propio Presidente de la Republica y las autoridad es sanitarias decidieron que era la hora de levantar las restricciones pese a que como señale en líneas anteriores estamos en el pico más alto de la pandemia, lo que quieras decir que lo previsible es que incrementen exponencialmente los casos de infecciones, y lo más lamentable los decesos. Pero parece que eso es lo,que menos le importa al señor Presidente de la Republica, porque está colocando su necedad por encima de la lógica.

Lo bueno de todo esto es que algunos mandatarios estatales, con la responsabilidad que se les ha caracterizado, han decidido mantener las restricciones impuestas desde que comenzó el problema, porque la curva epidémica mantiene una tendencia ascendente al combinar los casos confirmados y los casos sospechosos. Algunos especialistas han señalado incluso que existen tres mil ochocientos noventa y un casos nuevos que se han confirmado en las últimas veinticuatro horas, tomando en cuenta que esto lo escribo el día miércoles tres de junio.

Si el Presidente de la Republica quiere mostrar que es invulnerable, es su problema, pero no podemos relajar nuestra disciplina colocando por encima del interés social al interés monetario. Señor Andrés Manuel López Obrador, tenga usted tantita vergüenza y apiádese de esos mexicanos que pueden morir por su culpa. No los hagamos tontos, usted mismo decía que nos abrazáramos, que no pasaba nada, y ahí están los resultados. Muchas muertes pudieron evitarse, pero su irresponsable egolatría ha sido la causa principal de el desastre que estamos viviendo. Pobre México. Al tiempo.

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