Los falsos paradigmas de AMLO

Un paradigma es un ejemplo o modelo de algo según la academia de la Lengua, y eso quiere decir que cuando ese ejemplo se repite muchas veces termina siendo un modelo que los demás adoptan y prácticamente se le otorga un valor similar a los preceptos legales.

 Y eso es un peligro real en un sistema democrático como el nuestro porque una cosa es la ley y otra los dichos que se emplean en el vulgo para dar bases a las afirmaciones que se pretenden imponer como verdades absolutas. No es lo mismo la Vox Populi que la legislación que surge de un cuerpo  colegiado en el que se representa a los ciudadanos de todas las latitudes del país.


Pero para entender la circunstancia que vive este país desde la llegada de un gobierno populista, habrá que señalar que la mayor habilidad de quien detenta la Primera Magistratura  es escoger los temas que colocará a debate con sus principales adversarios, y como dicen por ahí, el que pega primero pega dos veces, y hasta ahora pareciera que seguirá pegando las veces que le venga en gana hasta en tanto las oposiciones no logren encontrar la forma de ganarle el debate público y generar opinión entre los mexicanos de todas las latitudes del país.


Un ejemplo de ello es la tan llamada revocación de mandato que él mismo  utilizará presuntamente en su contra al colocar en la mesa del debate la votación para que la gente escoja si se queda o abandona el cargo de Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. El problema para las oposiciones es que cada una cuenta con un caudal de ciudadanos diferentes en pensamiento, clase social y preparación académica, por lo que les ha resultado de mucha dificultad concebir una alianza entre tirios y troyanos.


Y ese es un problema que no tienen las democracias más avanzadas donde incluso la izquierda no tiene empacho en aliarse con la derecha para establecer gobierno, y lo hacen porque cada fuerza Politica cuenta con una base ideológica que permite este tipo de circunstancias y la posibilidad de unificarse para formar y conformar un gobierno que se comprometa a llevar a la realidad esos paradigmas ideológicos mediante programas y proyectos de gobierno establecidos en el cuerpo de la alianza. 


En México estamos viviendo una democracia que surge del derrocamiento de un Gobierno autoritario encabezado por Porfirio Díaz, aunque al paso del tiempo los hechos ratifican que con todo y la propaganda en su contra de parte de los gobiernos revolucionarios, su figura sigue siendo respetada y la mayor parte de los historiadores señalan que los resultados de su gestión han sido superiores con mucho a los del Régimen de la Revolución Mexicana.


Andrés Manuel López Obrador es un especialista en la creación de paradigmas, con la diferencia de que la mayor parte de lo que afirma son mentiras completas, porque hasta ahora solamente es necesario realizar un concienzudo análisis de las estrategias y resultados de su gobierno, para que esos paradigmas que siempre busco se atribuyeran como verdades irrefutables, no tienen bases firmes para mantenerse en el tiempo, y menos con los desastrosos resultados que ha tenido al frente del país. Podrá seguirse ufanándose de logros que hasta ahora nadie conoce, pero el Peso de la historia lo colocará en su verdadera dimensión: un autócrata populista. Al tiempo. 


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