Sin lugar a dudas si este país se disgrega o se fracciona, la culpa será de Andrés Manuel López Obrador. Así de simple la circunstancia que hoy vivimos en México a causa del exacerbado centralismo que ha venido instaurando el
Presidente de la Republica, que ahora se niega a entregar las participaciones federales que por ley deben enviarse a las Entidades Federativas. El Presidente de la República se ha dedicado a saquear los caudales públicos que se mantenían en diversos fideicomisos que se constituyeron con la finalidad de evitar el exacerbado centralismo con que se manejaba el dinero de todos los mexicanos.
Insisto, el dinero público es propiedad de todos los mexicanos, y no de Andres Manuel López Obrador, quien piensa que puede hacer lo que le venga en gana con el patrimonio de este país. Ante las decisiones dictatoriales del Inquilino de Palacio Nacional, y lo digo claramente, inquilino nada más, porque quito la sede presidencial de la Residencia Oficial de Los Pinos, que inauguró Lazaro Cardenas, para aposentarse en un Palacio cual soberano de una nación absolutista, esa nación que ha puesto en riesgo con sus excesos dictatoriales.
Los delirios de grandeza del tabasqueño rayan en lo ridículo, y ahora pretende mantener a los gobernadores de las entidades federativas a su disposición y obedeciendo ciegamente sus personalísimas ocurrencias, que en la mayor parte de las ocasiones lleva el dinero público de por medio cuando es de todos los mexicanos y no de su propiedad. Por lo pronto, en un hecho sin precedentes los gobernadores, empresarios, y grupos de la sociedad civil organizada de diez estados anunciaron que pedirán mayores recursos para satisfacer las necesidades estatales y no solamente de la agenda presidencial.
También los integrantes de la “Alianza Federalista” amagaron con alejarse del Pacto Federal si no son atendidas sus demandas presupuestales para el año venidero, además de la garantía de fondos tras la extinción de los fideicomisos. En lo personal creo que los gobernadores tienen la razón ante los desplantes absolutistas del Presidente que hasta ahora se ha comportado como dueño de este país, cuando hace poco juraba y perjuraba que era un demócrata y que siempre respetaría a los integrantes de los tres órdenes de gobierno.
Como cotidianamente lo hace, justifica su negativa para atender un justo reclamo señalando que los gobernadores pretenden afectar a su gobierno porque piensan que así conseguirán votos en el proceso del 2021. Pero también dijo que no existe la posibilidad del rompimiento del Pacto Federal porque tendrían que preguntarle a los ciudadanos, y porque sería una reforma a la Constitución que tendría que aprobarse en el Congreso, con todo un proceso que llevaría a controversias que le correspondería a su vez resolver al Poder Judicial.
Sin lugar a dudas la perfidia del Presidente de la República es evidente, porque constitucionalmente los estados de la Federación son libres y soberanos en su régimen interior, y están facultados para exigir a la Federación los fondos que les corresponden por mantenerse unidos al Pacto Federal, pero López Obrador es un mandatario patrimonialista que solamente les entrega migajas, y si en esa “"Alianza Federalista” los Congresos, el Poder Judicial y el titular de la gubernatura determinan ausentarse del Pacto Federal, probablemente habrá un conflicto legal que puede violentar la voluntad depositada en las urnas por los ciudadanos. Pobre país con un ignorante dictadorzuelo de quinta categoría. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, 50 años ejerciendo el periodismo.