El asalto a la salud

Para comenzar diré que el desastre de la pandemia está provocando muchas muertes que podrían haber evitado, pero eso es lo que menos le importa a quién por ahora dirige los destinos de este país. Andrés Manuel López Obrador se ha dedicado a

asaltar los fondos de la nación como un simple ladrón con apetitos de riqueza mal habida. Y no se trata de denigrar a quien ocupa la Primera Magistratura, pero nunca antes habíamos visto tanta voracidad para satisfacer un proyecto fracasado de gobierno que al paso que va terminará con la quiebra de las instituciones. 

Hasta ahora la estrategia para enfrentar la pandemia del coronavirus ha provocado la muerte de más de noventa mil mexicanos, lo que de por sí es una tragedia, pero seguramente alcanzará a un número indeterminado de hombres y mujer porque poco le importa a quien encabeza el gobierno del país ya que su meta principal es el establecimiento de una dictadura populista, aunque con ello tenga que dejar el camino lleno de cruces y sin dinero no tan solo a los servicios de salud, sino a los estados del país porque les ha estado negando la entrega de las participaciones federales.

Ayer, el pleno de la Cámara de Diputados aprobó en lo general y en lo particular la Reforma para disponer de treinta y tres mil millones de pesos del Fondo de Salud Para el Bienestar. El argumento utilizado ahora es que esos fondos serán implementados en la adquisición de vacunas para enfrentar la pandemia, pero con este hurto, porque no se le puede llamar de otra forma, se dejara en la desprotección a pacientes con sesenta y cinco enfermedades de alta especialidad , lo que quiere decir que desde el púlpito mañanero por desgracia se está consintiendo la muerte de esos mexicanos que no tienen dinero para atenderse en clínicas particulares.

Al mismo estilo de los gobiernos totalitarios, muchos grupos de mexicanos no tienen valor para el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y serán sacrificados, porque dejaran de recibir esos medicamentos que los mantienen con vida. El proyecto fue avalado por la mayoría morenista desechando cuarenta reservas de las oposiciones, y fue turnado al Senado de la República para su análisis y eventual ratificación. No les importa a los legisladores morenistas la muerte de los mexicanos con tal de satisfacer las ansias monetarias del Presidente de la Republica.

Las oposiciones hicieron lo suyo, pero la instrucción presidencial ha sido clara y los fondos tendrán que ponerse a la disposición del hombre que dispone de todos los recursos públicos para sus caprichos personales. Para decirlo más claro, hoy que los agobios a causa de la pandemia están provocando un severo incremento en los niveles de pobreza en todo el país, el Presidente de la República deja a su suerte a quienes padecen enfermedades crónico degenerativas, lo que habla no tan solo de su mendicidad personal y de un proyecto de gobierno como el que encabeza, que escudándose en la adquisición de vacunas para atender la pandemia, dispondrá discrecionálmente de nuestro dinero para sus fines de permanencia en el poder.

Los muertos que se provocarán es el precio que los mexicanos tendremos que pagar para satisfacer las ansias de los proyectos faraónicos que han salido de las ocurrencias del Presidente de la República. México está al borde del colapso económico, y lo más seguro es que él hambre comience a presentarse en diversas partes del país. La perfidia del inquilino de Palacio Nacional y quienes lo acompañan en su empresa de empobrecer al país, serán los primeros blancos del odio y el enojo que se provocará con las decisiones de quitar el dinero a la salud para dedicarlo a los caprichos de un hombre que en la soledad del Palacio Nacional sigue empeñado en destruir a los mexicanos. Sin lugar a dudas, López Obrador se está convirtiendo en la mayor desgracia de este país. Al tiempo.

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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en periodismo.