La pesadilla de la 4T

Sin lugar a dudas este país está viviendo una monstruosa pesadilla por donde se le quiera ver. En materia sanitaria el saldo es brutalmente ofensivo al razonamiento colectivo desde el momento en que la pandemia del Coronavirus fue desestimada por quien debiera responsabilizarse por el bienestar de los mexicanos, y en muchas ocasiones utilizó las conferencias mañaneras para aconsejarnos que no pasaba nada, que todo estaba bien y que nos

abrazáramos. Cuanta irresponsabilidad de un sujeto al que le confiamos el liderazgo de un país de más de ciento veinte millones de habitantes.

La visita que además publicitó en las redes sociales el hombre al que el Presidente de la República designó como el vocero de los avances para contener la pandemia del Coronavirus, a las playas de Zipolite, lugar afamado mundialmente porque se permite el nudismo, ha sido una de las notas principales en estos días, y lo peor de todo es que después de tanto decirnos que usáramos el cubrebocas para evitar contagios, se dio el lujo de utilizar su cubrebocas como hamaca de papada valiéndole un cacahuate aquello de que debiera predicar con el ejemplo. 

Lo de tocarle las partes pudendas a su pareja no es más que una muestra del estilo que ha desarrollado, importándole un comino lo que piensen los mexicanos cuando tampoco le ha importado la salud de la gente con tal de seguir las instrucciones precisas de lo que tiene que decir en las mañaneras desestimando las cifras que generan diversas organizaciones, preocupadas por conocer de primera mano los daños que se han estado presentando a causa de las mentiras oficiales. Para decirlo de otra manera, los conteos de infectados y las muertes causadas por la pandemia en este país no concuerdan con las que ha dado a conocer la Organización Mundial de la Salud.

Pero no terminan ahí los dislates a los que nos hemos acostumbrado al paso del tiempo, porque en si algo tenemos que poner atención es en la forma en que se está disponiendo del dinero público, que es de todos los mexicanos, sin ningún atisbo de rendición de cuentas porque la mayoría del Congreso que tiene el Movimiento de Regeneración Nacional se ha convertido en una amplia franja de cómplices de uno de los mayores hurtos que registra la historia de este país, pero además, aparte se burlan porque piensan que esa mayoría les alcanzará para los seis años de ejercicio de gobierno del tabasqueño.

Hasta ahora el Presidente de la Republica sigue manteniendo su popularidad con estándares altos de aceptación fluctuando entre el sesenta y el cincuenta y siete por ciento, pero eso no quiere decir que la gente esté satisfecha con su gobierno como lo ha pregonado insistentemente en sus conferencias mañaneras, ya que hasta ahora los índices de mendicidad siguen latentes en amplios sectores ya que los programas asistenciales están dirigidos principalmente a la militancia morenista.  El hastío ha venido permeando en amplios sectores de la clase media y baja, que por su nivel de preparación seguramente manifestaran su inconformidad con el voto de castigo en la elección intermedia.

Hasta ahora el rasgo más acusado de la personalidad del Presidente de la Republica es el de un mentiroso compulsivo, y lo peor es que muchos sectores poblacionales creen las mentiras porque reciben una cantidad bimestral disfrazada de programas asistenciales que no es otra cosa que un ardid para seguir comprando voluntades. Por eso el desabasto de medicamentos, por eso condenó a la muerte a los niños con cáncer, por eso su voracidad para disponer del dinero de los fideicomisos, por eso el asalto a los empresarios con veinte millones de pesos para la rifa del avión presidencial. Dos años ha durado la pesadilla, y el hastío seguramente provocará la posibilidad de que adquiramos un mayor balance en la elección intermedia para la conformación de la Cámara de Diputados. Por el bien de México y los mexicanos, la gente tiene que reflexionar y entender hacia dónde estamos caminando. El problema es que hasta ahora no hay voces fuertes que se lo comuniquen a la gente. Al tiempo. 

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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en el periodismo.