Sin lugar a dudas Andrés Manuel López Obrador quiere que los mexicanos entendamos que efectivamente es un peligro para México. El exceso de soberbia es una de las peores condiciones del ser humano, y pareciera que quien por ahora detenta la Presidencia de la Republica se afana en que los mexicanos entendamos que quien determina y hace lo que le viene en gana con el país es él mismo, y que nadie está por encima de su autoridad
porque lo legitima una mayoría avasalladora en el Congreso supeditada a sus caprichos personales.
Nuestra democracia, esa que hemos construido los mexicanos a través de muchos años le permitió alzarse con el triunfo para detentar la Presidencia de la Republica, y aunque muchas veces repitió hasta el cansancio que era un demócrata, sus decisiones indican que caminamos hacia el establecimiento de una dictadura al más puro estilo de las naciones populistas del Continente Americano. México se distinguió durante muchos años por esa búsqueda incansable por consolidar su democracia para que la voluntad de los mexicanos fuera respetada por los gobernantes de todas las latitudes del país, pero ahora corre un peligro que se antoja insalvable por esa avasalladora mayoría del Movimiento de Regeneración Nacional y sus aliados en el Congreso.
La regresión está a la vuelta de la esquina, porque aquellos órganos eminentemente ciudadanos que diseñamos para alejar a nuestros gobernantes de la tentación autoritaria han sido sentenciados por un nuevo capricho de quién por el momento detenta el poder del Estado Mexicano. Hay que decirlo con todas sus letras, las autonomías le estorban para sus aviesos propósitos de enquistarse en el poder por tiempo indefinido y concentrar las decisiones en su voluntarismo personal. Si los mexicanos no reaccionamos y construimos en la siguiente elección una alianza que permita el balance en el ejercicio de la representación social y del poder, México estará condenado a la más oprobiosa de las dictaduras.
Así de simple el escenario. La desaparición de los órganos dotados de autonomía es el siguiente paso para el establecimiento de un gobierno dictatorial a merced de sus caprichos personales. El Presidente de la Republica amenazó ya con una reforma administrativa para los organismos autónomos sean absorbidos por las dependencias de su gobierno, con lo que seguramente nuestras libertades serán acotadas y concentradas en las disposiciones personales de quién por ahora detenta el poder. La crítica al instituto Federal de Telecomunicaciones, que ahora pasará a ser parte de la Secretaria de Comunicaciones es el inicio de la nueva embestida para consolidar esa dictadura a la que tanto aspira al más puro estilo de los tiempos idos en los que los mandatarios disponían de vidas y haciendas como les venía en gana.
Negro panorama para este país cuya única esperanza es que la voluntad mayoritaria de los mexicanos deposite en las oposiciones la representación popular para evitar el desastre al que seguramente aspira el tabasqueño sea una realidad. Es mentira que la subordinación de nuestros órganos autónomos a las dependencias del Gobierno Federal ahorraría fondos, y mucho menos que seguirán funcionando como hasta ahora lo ha hecho. Imaginemos por un momento que el Instituto Nacional de Acceso a la Información este supeditado a la corrupta titular de la Secretaria de la Función Pública, Irma Erendira Sandoval, los mexicanos perderemos la oportunidad de saber en qué, quien, y cómo se gasta nuestro dinero. Es la oportunidad para el regreso del oscurantismo presupuestal, ese que tanto tiempo nos costó erradicar.
La burda justificación de que habrá ahorros es otro de sus engaños, porque ahora no habrá representación ciudadana cuidando nuestro dinero, ya que el presupuesto gubernamental se Integra por el dinero que los particulares aportamos vía impuestos, y debe ser destinado para el mantenimiento del aparato burocrático y los programas de beneficio social que se orientan a los sectores desprotegidos de la sociedad. La industria de cooptación que ha venido estructurando a López Obrador requiere de mayores presupuestos y libertad plena para el destino de los fondos gubernamentales. No nos dejemos engañar, lo que está por venir es el peor de los escenarios posibles porque no habrá contrapesos y mucho menos equilibrios en el ejercicio dictatorial del poder. Andrés Manuel López Obrador a enseñado su verdadero rostro, el de dictador tirano al que siempre ha aspirado. ¿Nos convertiremos en la Venezuela del Norte? En nosotros esta evitarlo. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en el periodismo.