Viento en popa el adoctrinamiento que el Presidente de la República ha venido formulando para reafirmar entre sus adeptos ese presunto cambio que tanto ha publicitado y que en realidad corre en sentido contrario al interés general de los mexicanos. En lo personal cada día me resulta más
inverosímil la forma en que un pueblo presuntamente de los niveles más altos de educación en el Continente Americano cae en las garras de un populismo exacerbado que riñe con el pasado y que destruye el presente con una facilidad propia de una vulgar torre en un juego de naipes.
Mexico está al borde del colapso social a la vez que enfrenta una de las crisis económicas más severas de su devenir histórico como Nación, y hasta ahora no se avizora una alianza social que impacte en lo político para corregir el rumbo que evite el desastre que nos convertirá en uno de los pueblos más empobrecidos del Continente. Es innegable la pretensión del gobierno populista que hasta ahora ha encabezado Andres Manuel López Obrador, quien cada día avanza más en la instauración de un régimen de empobrecimiento generalizado para hacer que la mayor parte de nosotros tengamos que depender de las dádivas gubernamentales.
Hasta ahora la contabilidad de las mentiras vertidas por el titular del Ejecutivo supera el número de las treinta y dos mil que algunas empresas han contabilizado y que pareciera poco importar a quienes en su afán de cobrar venganza a los agravios del pasado piensan que es la hora de pasar la factura sin que les importe el grave daño que están avalando porque creen en las mentiras del inquilino de Palacio Nacional, que se regodea cual reyezuelo con la hazaña de mantener la atención popular en un discurso arcaico que riñe con el pasado y construye un futuro incierto a base de mentiras.
Bien dicen que los pueblos tienen los gobiernos que merecen, y hasta ahora la mayor parte del pueblo mexicano sigue avalando el derrumbe de las instituciones que tantos años nos costaron consolidar para establecer un marco legal que obligara a la rendición de cuentas a quienes nos gobiernan, porque si de algo podemos estar seguros es que el Presidente de la República es quien menos disposición tiene por transparentar el utilizamiento de los recursos públicos que ha utilizado discrecionalmente y dispuesto de ellos como si fueran parte de su peculio personal.
Mexico está al borde del colapso económico, y pareciera que por más que lo advierten los especialistas, a la gente le importa poco porque sigue encandilada con la promesa fácil y la reyerta con el pasado como doctrina. La mayor especialidad de Andrés Manuel López Obrador es la prédica de la doctrina del engaño, y por desgracia encuentra eco entre aquellos que por su condición de pobreza se endulzan el oído con la prédica reivindicatoria y la promesa vacua de una reivindicación social que hasta ahora ha sido contraría a los avances que como nación logramos alcanzar desde nuestra conformación como nación independiente.
Insisto, los pueblos siempre tienen los gobiernos que merecen, y haber creído en la prédica reiterativa de un hombre que recorrió todos los rincones de este país ofreciendo la solución fácil de todos nuestros agobios sociales, económicos y políticos, fue el mayor error que como pueblo cometimos. Enmendar el camino no será fácil, y menos con una oposición desarticulada cuyos principales miembros siguen siendo los culpables por sus excesos del pasado que lamentamos los mexicanos del presente. La pesadilla que está por venir será mucho más oprobiosa que el pasado del que renegamos. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.