Mexico es un país de leyes, y nadie puede o debe estar exento de su aplicación. En cualquier latitud de este país el derecho es un conjunto de normas jurídicas que regulan conductas humanas, y eso quiere decir que lo que no está prohibido puede ser permitido. Y que yo sepa en todo el
entramado legal que nos hemos construidos los mexicanos para normar nuestras relaciones sociales no existe mención alguna a que un sujeto pueda disponer del cuerpo de una mujer si no existe el consentimiento expreso de la misma, porque de hacerlo se podría configurar un delito de los más graves en nuestros ordenamientos legales: la violación.
De Felix Salgado Macedonio se pueden decir muchas cosas malas, y la mayor parte de ellas son realidades. Hasta ahora lo que mayormente ha demostrado en sus ansias de convertirse en un político afamado es que su principal especialidad es el escándalo, la acusación vana y pueril y la estridencia a quien identifica como sus adversarios, además de su proclividad por el consumo excesivo de las bebidas alcohólicas. Debo señalar que soy oriundo de Petatlan, municipio costeño del Estado de Guerrero, y lo conozco personalmente pero nunca he sido su amigo porque no tengo interés en serlo.
Recuerdo que en alguna ocasión un grupo de periodistas que estábamos en un congreso en el Puerto de Acapulco lo visitamos cuando era Presidente Municipal. Me pareció un tipo que tiene una rusticidad brutal, aunque también debo señalar que es muy hábil para salirse de los embrollos que de pronto construye cuando pretende mostrar y demostrar conocimiento y cultura, aunque carece de ella. Es ameno y mordaz a la vez, pero siempre sale a relucir su vocación por la imposición y por hacer las cosas en esa delgada línea que existe entre lo legal y lo ilegal.
Uno de sus escándalos más recordados fue aquella brutal borrachera que protagonizó en la Colonia Condesa en la Ciudad de México, cuando utilizaba una motocicleta para transportarse. En su necedad y la estridencia de la que hacía gala cuando era legislador, pretendió intimidar a los policías que osaron molestarlo por el estado etílico que mostraba cuando difícilmente se podía mantener en pie, y trataba de subirse a la motocicleta sin tener conciencia del peligro que representaría para los que en esa colonia habitan.
Ahora Felix Salgado Macedonio busca ser el candidato del Movimiento de Regeneración Nacional al gobierno del Estado de Guerrero, pero enfrenta una acusación por violación y seguramente no podrá hacerlo hasta que un juez determine si es sujeto a proceso o lo exonera. En lo personal creo que un individuo de esta calaña no merece ni siquiera la posibilidad de gobernar uno de los estados con mayor historia del país después de analizar la estela de delitos que lleva acumulados en su pasado. Guerrero no merece un gobernante con esos antecedentes.
Pero eso no es todo, porque la verdadera lucha es hacia el interior del Movimiento de Regeneración Nacional toda vez que Pablo Almicar Sandoval, hijo de uno de los luchadores sociales con mayor historia en el Suriano estado, Don Pablo Sandoval, que fue un gran hombre y un líder reconocido. Pero por desgracia como siempre ocurre cuando se alcanzan espacios sin merecerlo, se tuercen los caminos de la decencia. Como Delegado General del Gobierno Federal Pablo Almicar mostró ese rostro corrupto cuando dispuso a su arbitrio el reparto de la semilla de maíz para la siembra. Ni que decir de la corrupta hermana que tiene de titular en la Secretaría de la Función Pública, que detenta nueve propiedades inmobiliarias cuando su salario de muchos años fue de treinta mil pesos mensuales como investigadora en la UNAM. Ni a quien irle en Morena. Así de simple. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en el periodismo.