Sin lugar a dudas Andres Manuel López Obrador va en el mismo sentido que muchos de los populistas del Cono Sur del Continente y algunos centroamericanos, como es el caso de Venezuela, Ecuador, Argentina, Bolivia y El Salvador, al que por cierto el Presidente de la República ha
destinado dinero de los mexicanos sin pedir autorización al Congreso para el proyecto ““sembrando vida” en esa Nación, y también ha pedido a Joe Biden que apoye la causa para evitar la migración de los empobrecidos habitantes de esos países que ante el cierre de la frontera del vecino del norte, muchos se han quedado en Mexico. El problema que tiene es que Biden ha hecho caso omiso a sus peticiones.
Dicen los especialistas del tema que el populismo ha sido una tendencia gubernamental cuyas estrategias económicas y políticas tienen la finalidad de obtener la simpatía y el apoyo de la gente, y particularmente de los grupos desfavorecidos com el objetivo de contar con su voto aún a costa de tomar medidas contrarias a la democracia. El principal elemento de los populistas es el carisma de quienes conducen los destinos y que se asumen como surgidos del “pueblo”, con la intención de utilizar el nacionalismo como base discursiva.
Si bien es cierto que muchos de los gobiernos encabezados por el Partido Revolucionario Institucional abrazaron esa tendencia, como fueron los casos de Luis Echeverria y José López Portillo, también hay que señalar que el fracaso de ambos en materia económica fue estrepitoso. El problema de los populistas es el fracaso de los procesos de la economía, porque las tasas de crecimiento en la mayor parte de las veces, y los índices de pobreza y riqueza, son abrumadoramente negativas.
Pero también existe otro problema, y es uno de los más graves: la disposición de los caudales públicos de forma personal y sin rendición de cuentas, para utilizarlo en programas de apoyo a los estratos desfavorecidos con fines electorales, además de la instrumentación de la mentira desde las más altas esferas de gobierno, para mantener el engaño de forma permanente entre quienes a través de las dádivas y los apoyos son cooptados, y que al final se convierten en rehenes de la pobreza, porque esa es la finalidad inmediata, mantenerlos como base social para futuros procesos electorales.
La mentira es uno de los elementos más importantes de los proyectos populistas, y en este país lo hemos constatado desde que mediciones realizadas por empresas especializadas han establecido que el Presidente de la República, Andres Manuel López Obrador, miente cerca de ochenta veces en cada sesión de sus conferencias mañaneras, alcanzando la cifra de cerca de cuarenta y cinco mil mentiras en los dos años que lleva como titular del Poder Ejecutivo Federal.
Si algo debe quedar claro es que el populismo no es generador de riqueza, por el contrario, el proyecto populista que encabeza Andres Manuel López Obrador, al igual que sus homólogos a los que tanto alaba y respeta, se basa en el empobrecimiento de los mexicanos como una forma de cooptación política electoral para utilizarla en las elecciones. El problema que tiene es el nivel cultural de los mexicanos, porque esa disminuida clase media que ha logrado empobrecer cuenta con elementos culturales para diferenciar lo bueno de lo malo, y lo previsible es que la elección intermedia sea muy reñida. Pero si de algo podemos tener seguridad, es que Andres Manuel López Obrador hará lo que sea con tal de obtener nuevamente la mayoría parlamentaria, lo que representaría el desastre de los mexicanos. Así de simple. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en el periodismo.