La nación está en peligro. Andres Manuel López Obrador se ha quitado la careta del demócrata para colocarse la del tirano que aspira a la ruptura del orden constitucional para quedarse indefinidamente en el poder y rehacer a su conveniencia un nueva estructura operativa para el Estado Mexicano. Hasta
ahora la mal llamada Cuarta Transformación ha intentado construir leyes acordes a los fines de permanencia del Presidente de la República que sin pudores cada día lanza amenazas a diestra y siniestra porque el Instituto Federal Electoral se atrevió a aplicar las disposiciones legales a su compadre Felix Salgado Macedonio, padrino de su hijo menor, y a quien le debe muchos favores.
La autocracia está a la vuelta de la esquina si los mexicanos no reaccionamos y optamos por una opción distinta a la mal llamada Cuarta Transformación y sus satélites en la elección venidera. La muestra de ello han sido el intento de prórroga de mandato del Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que de no ser declarado inconstitucional dará pie a que Andres Manuel López Obrador se apropie no tan solo de quien hasta ahora ha dado muestras de obedecer fielmente los deseos presidenciales, el actual Ministro Zaldivar, sino de la voluntad generalizada de todos los ministros porque utilizará a la mayoría morenista para desaparecer de la letra constitucional a la Suprema Corte de Justicia de la Nación para suplirla por un tribunal del pueblo.
La guerra contra las instituciones que durante tanto tiempo hemos construido y defendido ha comenzado. Y es la guerra de Andrés Manuel López Obrador y secuaces contra los mexicanos de todas las latitudes del país a causa de sus ambiciones de poder y de entronizarse como Presidente Vitalicio de una de las naciones que mayores muestras de heroicidad ha dado en su trayecto histórico. Hasta ahora el Ejército Mexicano ha sido uno de los pilares fundamentales para el mantenimiento de nuestra soberanía, y la creación de la Guardia Nacional una forma de cooptación de sus principales mandos haciéndolos partícipes de los negocios gubernamentales.
Ese es su propósito, y por eso los ha colmado de funciones que no les competen pero que dejan una enorme derrama económica por la aplicación discrecional de los fondos públicos. Ojalá entiendan los mexicanos que la Base Aérea de Santa Lucía y la construcción de la Refinería de Dos Bocas han sido el mejor vehículo para comprar lealtades en nuestras antaño heroicas fuerzas armadas. Ellos serán el principal escudo para seguir de forma soterrada comprando conciencias siguiendo la doctrina porfirista de repartir cañonazos de dinero.
Por lo pronto la batalla contra el Instituto Federal Electoral seguirá y mientras tanto el Presidente de la República califica los fallos emitidos en las candidaturas de Felix Salgado Macedonio y Raul Moron por no comprobar gastos de precampañas como un golpe y entrometiéndose en las elecciones de Guerrero y Michoacan. De paso acusó a los Magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y a los Consejeros del Instituto Nacional Electoral, de haber actuado de manera antidemocrática, y conspiraron y buscaron subvertir la paz al cancelar dichas candidaturas.
Insisto, no estamos ya frente a un Presidente de la República, sino a Merced de un tirano en ciernes, que de mantener mayoría con sus partidos en la siguiente elección, intentará implantar otra dictadura populista, que no bolivariana, porque Simon Bolivar fue el Libertador de America, y los populistas son solamente dueños de sus ansias de control para subvertir a la democracia implantando regímenes totalitaristas. ¿Estarán dispuestos los mandos del Ejército Mexicano y la Marina Armada de Mexico a abandonar a los mexicanos con tal de obtener riquezas? Porque las ambiciones de poder de Andrés Manuel López Obrador están intactas, cueste lo que cueste. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en el periodismo.
La autocracia está a la vuelta de la esquina si los mexicanos no reaccionamos y optamos por una opción distinta a la mal llamada Cuarta Transformación y sus satélites en la elección venidera. La muestra de ello han sido el intento de prórroga de mandato del Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que de no ser declarado inconstitucional dará pie a que Andres Manuel López Obrador se apropie no tan solo de quien hasta ahora ha dado muestras de obedecer fielmente los deseos presidenciales, el actual Ministro Zaldivar, sino de la voluntad generalizada de todos los ministros porque utilizará a la mayoría morenista para desaparecer de la letra constitucional a la Suprema Corte de Justicia de la Nación para suplirla por un tribunal del pueblo.
La guerra contra las instituciones que durante tanto tiempo hemos construido y defendido ha comenzado. Y es la guerra de Andrés Manuel López Obrador y secuaces contra los mexicanos de todas las latitudes del país a causa de sus ambiciones de poder y de entronizarse como Presidente Vitalicio de una de las naciones que mayores muestras de heroicidad ha dado en su trayecto histórico. Hasta ahora el Ejército Mexicano ha sido uno de los pilares fundamentales para el mantenimiento de nuestra soberanía, y la creación de la Guardia Nacional una forma de cooptación de sus principales mandos haciéndolos partícipes de los negocios gubernamentales.
Ese es su propósito, y por eso los ha colmado de funciones que no les competen pero que dejan una enorme derrama económica por la aplicación discrecional de los fondos públicos. Ojalá entiendan los mexicanos que la Base Aérea de Santa Lucía y la construcción de la Refinería de Dos Bocas han sido el mejor vehículo para comprar lealtades en nuestras antaño heroicas fuerzas armadas. Ellos serán el principal escudo para seguir de forma soterrada comprando conciencias siguiendo la doctrina porfirista de repartir cañonazos de dinero.
Por lo pronto la batalla contra el Instituto Federal Electoral seguirá y mientras tanto el Presidente de la República califica los fallos emitidos en las candidaturas de Felix Salgado Macedonio y Raul Moron por no comprobar gastos de precampañas como un golpe y entrometiéndose en las elecciones de Guerrero y Michoacan. De paso acusó a los Magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y a los Consejeros del Instituto Nacional Electoral, de haber actuado de manera antidemocrática, y conspiraron y buscaron subvertir la paz al cancelar dichas candidaturas.
Insisto, no estamos ya frente a un Presidente de la República, sino a Merced de un tirano en ciernes, que de mantener mayoría con sus partidos en la siguiente elección, intentará implantar otra dictadura populista, que no bolivariana, porque Simon Bolivar fue el Libertador de America, y los populistas son solamente dueños de sus ansias de control para subvertir a la democracia implantando regímenes totalitaristas. ¿Estarán dispuestos los mandos del Ejército Mexicano y la Marina Armada de Mexico a abandonar a los mexicanos con tal de obtener riquezas? Porque las ambiciones de poder de Andrés Manuel López Obrador están intactas, cueste lo que cueste. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en el periodismo.