Sin pudor alguno el Presidente de la República se ha enfrascado en una estrategia que busca evitar que los mexicanos lo avasallen y otorguen la mayoría de los votos a las fuerzas opositoras, principalmente a la alianza que han conformado tricolores, blanquiazules y perredistas, y que hasta ahora pareciera
que podrían provocar que el temor presidencial se convierta en una tragedia para el tabasqueño. Lo único cierto es que la mayor parte de los mexicanos han entrado en una fase de entendimiento en la que el sentido de su voto es el único recurso que se tiene para evitar una catástrofe mayor que la que hemos venido padeciendo con la 4T.
La desesperación parece haber hecho mella en el ánimo del inquilino de palacio que hasta ahora ha dado muestras de desesperación al radicalizar su discurso y amenazar con tomar determinaciones que posibiliten el establecimiento de un gobierno populista que trastoque el régimen que bien o mal nos ha otorgado viabilidad como un país de libertades y con un sistema de libre empresa que hasta ahora es el que ha generado las fuentes de trabajo y de la que se mantiene la mayor parte de los mexicanos de todas las latitudes.
La caída del Movimiento de Regeneración Nacional en las preferencias es una realidad, de ahí su mortificación y su mal humor amenazando a diestra y siniestra con imponer medidas radicales para frenar a sus adversarios. La principal muestra de ello es la agresión que ha padecido el Gobernador de Tamaulipas, a quien seguirá intentando desaforar y que enfrente su proceso recluido en un penal de máxima seguridad. Esas ansias enfermizas de venganza podrían costarle caro al señor Lopez, pero también habrá que señalar que el tribunal de la historia lo condenará al ostracismo por sus excesos dictatoriales.
El desquiciamiento ha sido la identidad de su gobierno en las últimas semanas por la falta de resultados de las campañas morenistas, y piensa que actuando facciosamente como jefe de grupo o pandilla evitará el desastre que se avecina para su partido y satélites que lo acompañan. Seguramente la advertencia de Samuel García en el sentido de que no permitirán un atropello de su parte porque está dispuesto hasta llegar a las últimas consecuencias para construir una alternancia democrática, le ha calado profundamente y causado un escozor brutal que lo tiene al borde de la ira.
Y desde luego que la utilización facciosa de una Fiscalía General de la República lo coloca como un Presidente autoritario que utiliza el aparato del poder presidencial para vengar las afrentas de sus principales opositores, como si el nunca hubiera hecho lo mismo cuando pululaba hablando mal de los gobernantes en turno. Andres Manuel López Obrador no es el demócrata que siempre dice ser, por el contrario, su autoritarismo rampante ha sido el sello de su gestión al frente del país inventando denuncias inexistentes pero que utiliza en el discurso para acusar sin tener pruebas que pudieran ser valoradas para iniciar un procedimiento sancionatorio para sus principales adversarios.
Si algo hay que criticarle es el necio empecinamiento del que ha hecho gala para alcanzar el control en el Poder Judicial y someterlo a sus designios personales. Pero por lo que corresponde a la Unidad de Inteligencia Financiera podemos tener la certeza de que seguirá siendo la punta de lanza para acusar de enriquecimiento ilícito a quienes ha identificado como sus principales adversarios. El problema es que hasta ahora sus hijos no pueden justificar la riqueza que detentan porque nunca han trabajado, y su principal valladar seguirá siendo el número de muertos de la Línea 12 del Metro. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en el periodismo.