Sin lugar a dudas estamos presenciando una de las etapas más obscuras de nuestra historia como país y como sociedad. No hay día en que las ocurrencias no se conviertan en el credo de la inmensa masa amorfa de hombres y mujeres que se desviven por poner en práctica su capacidad de
entendimiento al servicio de lo que se dicta en las conferencias mañaneras, con tal de seguir gozando de las miserables prebendas que a cuentagotas les entrega el líder máximo para mantenerlos ocupados y dispuestos a dar la vida si es posible con tal de que siga vigente la mal llamada Cuarta Transformación. Habra que decirlo descarnadamente, la 4T se ha convertido en una enorme pandilla de aventureros que cada día se acercan más a ese fascismo que impulsó Benito Mussolini y que tantas muertes causó en Italia producto de la siembra del odio.
Las conferencias mañaneras son una fábrica de culpables imaginarios en la desquiciada mente de quien conduce los destinos del país, y cuyo mayor empeño es el aleccionamiento de las bases sociales que siguen vigentes en el Movimiento de Regeneración Nacional para que obedezcan al pie de la letra las instrucciones que dicta el inquilino de Palacio, quien desde su llegada al poder se ha empecinado en mantener esa siembra constante del odio entre los mexicanos. Y lo ha externado públicamente y sin pudor alguno cuando espeta ante los periodistas que el mismo ha elegido: ““o se está con la transformación, o se está en contra de la transformación”.
Así el pensamiento totalitario que ha venido moldeando el tabasqueño y que hasta ahora tiene como resultado una de las polarizaciones sociales más amargas de la historia. El problema es que sigue adelante sin reparo alguno en el saqueo que sus principales colaboradores han organizado en la mayor parte de las áreas de la Administración Pública. Pese a que anunció que en un año la Línea Doce del Metro estará en funcionamiento, cada día salen más documentos relacionados con su construcción y también con el “Fideicomiso Singapur”, en el que fueron llegando recursos producto del saqueo de dicha línea y que hasta ahora ascienden a mil cien millones de pesos que debieron ser utilizados en paliar los defectos de su construcción que provocaron veintiséis muertes sin que el inquilino de Palacio Nacional haya ordenado una investigación seria porque sabe que de ahí salió la mayor parte del dinero que el mismo gasto en sus campañas.
Para colmo de males expertos de la Organización Mundial de la Salud han establecido que si nuestro país hubiera tenido un mejor desempeño en el manejo de la pandemia, se habrían podido evitar cerca de ciento noventa mil muertes en el 2020 causadas por la falta de atención, y eso se lo debemos al señor Hugo López Gatell que cada vez que abre la boca es para decir estupideces. Culpar a los niños con Cáncer de golpistas simplemente porque sus padres han iniciado una serie de movilizaciones para exigir medicamentos con el fin de evitar su muerte, habla de una mendicidad propia de un asesino serial y no de un presunto profesional de la salud. Si el señor Gatell tiene hijos, ojalá nunca encuentre en su camino a un ser con tanta mendicidad como la que ha demostrado él mismo, en el caso de que tuvieran alguna enfermedad.
El problema de este gobierno es que lo único que han mostrado y demostrado es una infinita inquina colectiva que los ha llevado a intentar pulverizar esa democracia que durante tanto tiempo hemos construido los mexicanos, para convertirla en un credo en el que los hombres y mujeres de todas las latitudes de este país sigan fielmente los dictados de un hombre que hasta ahora ha dado pocos resultados en la principal función de un Estado, que no es otra cosa que procurar la felicidad colectiva de sus habitantes y la mejora de condiciones de habitabilidad y oportunidades de desarrollo.
Hasta ahora lo único que han logrado con la gestión de la pandemia del coronavirus es un brutal número de muertos a causa de la ineficiencia en la mayor parte de la Administración Pública por esa mesquindad que pareciera es credo de un gobierno que aunque fue democráticamente electo, los resultados han sido catastróficos. Para decirlo más claro, la rendición de cuentas no existe, el voluntarismo presidencial es la identidad de un régimen incluso más totalitario de los que hemos padecido con otras administraciones. La mejor estrategia de reposicionamiento de las oposiciones ha sido el hastío de las ocurrencias palaciegas y la sarta de estupideces que hasta ahora integra la estrategia de gobierno. Dicen que los pueblos tienen los gobiernos que merecen, y lo que ahora vivimos seguramente nos enseñará a tener madurez a la hora de ejercer la democracia. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en el periodismo.