Andan sedientas de sangre y buscan desesperadamente restablecer el maltrecho prestigio que nunca ha tenido la mal llamada Cuarta Transformación. Los mexicanos estamos viviendo lo que nunca pensamos ocurriría, porque no tan solo se trata de enseñorearse a través de una mal llamada Transformación
que nunca alcanzará la grandeza de las gestas de la Independencia, La Reforma, y La Revolución Mexicana, que son las tres manifestaciones de la grandeza de los hombres y mujeres de este país que supieron definir nuestro destino, y que han sido guía perenne para ejercer nuestra democracia de forma constante para arrogarnos el derecho de elegir quienes deben conducir al país.
Aquellos que tanto subrayaban las acusaciones que por todo el país lanzaba Andres Manuel López Obrador, se han convertido en los protagonistas de una de las etapas más negras de nuestra historia política, porque pretendiendo marcar la diferencia se han dedicado a la demolición de las instituciones que nos dieron viabilidad como sociedad y nación, y que ahora corren el peligro de ser suplantadas por los caprichos populistas de Andrés Manuel López Obrador, quien se ha distinguido como uno de los peores líderes populistas del Continente.
El tabasqueño ensayó un montaje internacional con la finalidad de convertirse en el principal líder del Continente Americano y eliminar a la Organización de los Estados Americanos por un nuevo ente que respondiera a los intereses del populismo rampante que representan las dictaduras Cubana, Venezolana, Nicaragüense, Boliviana, y otras más que son nimias por sus anquilosados gobiernos. Para decirlo más claro, Lopez Obrador intentó asaltar a la Organización de los Estados Americanos, pero al final le salió el tiro por la culata ante los argumentos de quienes verdaderamente encabezan los principales liderazgos en el Continente.
Pero también habrá que señalar que esa sed con que ahora andan las hienas es producto de la incesante capacidad que tiene y mantiene Andrés Manuel López Obrador para sembrar el odio entre los mexicanos, y por sacar dinero de las dependencias para entregarlo a los líderes del populismo demagógico que se han enquistado en todas las latitudes del país intentando convertirlo en una retrógrada muestra del daño que se puede causar cuando se extravían los ideales y los principios, y se colocan por delante de todo las ambiciones de ese poder enfermizo y depredador que hasta ahora han mostrado quienes han logrado la destrucción de ““la Perla del Caribe”, como se le llamaba a Cuba, la industriosa Venezuela, y la Nicaragua que tuvo que soportar una presunta revolución encabezada por Edén Pastora que también terminó en tiranía.
Las hienas del populismo mexicano están sedientas de sangre. Y necesitan mostrar su enemistad con quienes se oponen a sus designios para que entiendan de un vez por todas que el líder máximo no ha mermado su capacidad de encabezar el rumbo de la esclavitud social que construyeron sus principales amigos como Nicolas Maduro, Evo Morales, Miguel Díaz Canel, y muchos otros más que han cedido a la tentación autoritaria mediante la moderna tendencia esclavizadora del rampante y pernicioso populismo tercermundista de esta Patria Grande que es Latinoamérica.
Así como alguna vez Andres Manuel López Obrador mandó al diablo las instituciones, es la hora de que los mexicanos hagamos lo propio para “mandar al diablo” sus incesantes desplantes autoritarios incluso hasta con la desobediencia civil, el no pago de impuestos, y el cierre de las dependencias para evitar que sigan medrando con el dinero de los mexicanos como lo han hecho la mayoría de quienes se ufanan de pertenecer a esa malformación ideológica que denominaron la “Cuarta Transformacion”, que hasta ahora ha sido el mayor fraude montado para disponer de la riqueza de todos los mexicanos, y al igual que los populistas del Continente, disfrutar del dinero mientras se empobrece a los ciudadanos. Mexico es de los mexicanos, de todos y no de unos cuantos. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.