No han sido buenos tiempos para el Presidente de la República. En sus ansias de consolidar su proyecto de gobierno cada día muestra más su
desesperación por acelerar la presunta reforma energética que ha venido dando diversos dolores de cabeza a causa de que hasta ahora no cuenta con los votos suficientes para hacerla realidad e implementarla de forma inmediata. Su principal finalidad es concentrar el monopolio en la Comisión Federal de Electricidad y dejar de lado a quienes hasta ahora han venido realizando la generación de energía sin contaminantes.
Desde luego que la presunta reforma es un paso atrás, porque de lo que se trata es de seguir quemando combustibles fósiles para su generación, dejando de lado las energías solares y de viento. Como siempre, su propósito es regresar a los tiempos en los que el partido hegemónico tomaba las decisiones sin considerar aspectos alternos como hasta ahora han venido surgiendo con la energía eólica, y la que se puede adquirir con la fuerza a de los mares y los grandes caudales de agua que por fortuna tiene este país.
La iniciativa va encaminada a centralizar yizar el control de la producción eléctrica con el pretexto de que los gobiernos neoliberales hicieron negocios al amparo del poder, como si él mismo no los estaba realizando, y ahora pide a los tricolores que se sumen en su proyecto para la concentración de dicha generación prohibiendo los procesos alternos que han venido otorgando sustentabilidad al medio ambiente, sin importarle además de las grandes inversiones que se han realizado, mismas que terminarán en la basura.
Y esta circunstancia desde luego que también afectará a los particulares que decidieron solventar sus necesidades energéticas a través de paneles solares que desde ahora estarán prohibidos incluso en los hogares porque el monopolio de la energía pasará a la tutela de la Comisión Federal de Electricidad que encabeza el corrupto de Manuel Bartlett, quien por decreto presidencial se convertirá en el depositario del nuevo mamotreto administrativo que arrinconará a los mexicanos a dependder de las cuotas de energía que el mismo gobierno establezca, vulnerando las libertades que consagra la propia Constitución en favor de los mexicanos de todas las latitudes.
Hasta ahora el fiel de la balanza pudiera ser el Partido Revolucionario Institucional, cuyos principales miembros temen el entreguismo que ha mostrado y demostrado su líder Alejandro Moreno, quien al parecer ya realizó una serie de negociaciones con el Presidente de la República para otorgarle los votos tricolores , mismos que se convertirían en el campo de la balanza para hacer realidad el propósito de Andrés Manuel López Obrador de construir un nuevo mecanismo de control social. La disyuntiva es que los órganos de gobierno del PRI no cuentan con la fuerza suficiente para evitar el entreguismo del señor Moreno y por consecuencia la traición a la mayor parte de los mexicanos.
De convertirse en el “Judas” de su propio partido, marcará una negra etapa en la historia de este país, con lo que podemos tener la seguridad de que el tricolor seguirá achicándose por la mendicidad de un sujeto que en mala hora llegó al liderazgo tricolor en la crisis más grande que ha tenido ese instituto político. Evitar que los particulares tengan la oportunidad de aprovechar los instrumentos de la modernidad y la tecnología es un despropósito que busca establecer un retardatario mecanismo de control social que tanta falta le está haciendo al Presidente de la República. ¿Se convertirá Alejando Moreno en el orquestador de la traición a la militancia de su Partido? Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.