Al Presidente de la República no le gustan los periodistas críticos, y menos aquellos a quienes no han podido impresionar a través de las constantes
amenazas que les endilgan los principales mandos de la 4T, y las amenazas que llegan desde las esferas oficiales a las redacciones de diversos medios de comunicación. Al inquilino de Palacio Nacional pudiera no gustarle el periodismo que nos nosotros hacemos de manera cotidiana, pero no por ello se puede tener la piel tan delgada y que no le guste que se la toquen ni con el pétalo de una pequeña crítica.
Habrá que señalar que por ahora Presidente está en uno de esos momentos en que todo le incomoda, porque solamente debe existir su verdad y nada más. Y esa circunstancia lo pinta como uno más de esos tiranos tercermundistas que se piensan poseedores de la más absoluta de las verdades y dueños de la voluntad de los hombres y mujeres que han hecho grande a este país, sin pensar que la riqueza de una sociedad como la nuestra se basa en la heterogeneidad de sus hombres y mujeres, pero sobre todo, en la preparación de cada uno de nosotros.
El pensamiento único que ha pretendido imponer es la peor de las decisiones, porque la libertad es lo que ha hecho grande a esta sociedad que a pesar de él sigue vigente, productiva, alerta, solidaria, y decidida a mantener vigentes los derechos que nos hemos ganado como sociedad.
porque somos una sociedad disímbola, y difícilmente se podrá imponer entre nosotros un pensamiento único como el que aspira edificar el inquilino de Palacio Nacional.
El problema que enfrenta Lopez Obrador es que su verdad no es la misma verdad que percibimos la mayor parte de quienes integramos esa sociedad distinta en pensamiento, aspiraciones, heterogeneidad, y sobre todo, en la decisión de seguir manteniendo nuestra voluntad colectiva de mejorar nuestra calidad de vida. Los mexicanos siempre hemos sido aspiracionistas, aunque ese detalle no le cuadre en la mente al Mandatario y nos critique, porque cuando un pueblo despierta de su letargo se convierte en el principal dolor de cabeza de los gobernantes. Ojalá no lo olvide.
Hay que decirlo con todas sus letras, hasta ahora no existen logros que nos hayan permitido enriquecer nuestra calidad de vida, y ese afán destructivo que ha impuesto como estrategia de su gobierno no podrá hacer cambiar la decisión de los mexicanos por mantener viva la esperanza de alcanzar una vida mejor, por el contrario, desde su llegada al poder va en detrimento, y lo peor es que ese pareciera ser el proyecto principal de su mandato y su maldito empecinamiento por destruir ese país que nosotros, los mexicanos todos, hemos construido.
El único logro de su gobierno es la nada, y lo seguiré reiterando aunque no le guste, porque siempre ha pensado que su voluntad tiene que ser la de todos los mexicanos, y este país cuenta con una mayoría de hombres y mujeres que no están dispuestos a concederle la tutela de nuestro destino más allá del término de su mandato. Bien haría en valorar que su gobierno ha sido un desastre en estos tres años, y que su voluntarismo nunca podrá estar por encima de la decisión mayoritaria de los mexicanos de mantener vigente a nuestra nación dentro de las libertades que hemos alcanzado. Mexico seguirá siendo de los mexicanos. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.