Es preocupante lo que ocurre con el Presidente de la República, muy preocupante. Su mitomanía es compulsiva y patológica. Desde que inició su carrera
política ha detentado una necesidad brutal de mentir, no importa que tan importantes sean los asuntos que aborda. La preocupación es que un Jefe de Estado que durante tres años de ejercicio haya realizado y vertido infinidad de imprecisiones que esa franja de mexicanos que lo llevó al poder la asumen como verdades irrefutables, distorsionando una lamentable realidad en torno a su gestión al frente del país, es mucho muy grave.
Pero también habrá que señalar que esa forma de plantear sus disertaciones públicas no es nueva, porque la ha utilizado durante varios años con tal de convencer a los mexicanos de la perversión de los gobiernos en turno, sobre todo mientras recorría el país sembrando odio hacia quienes detentaban el poder. Por desgracia esa peculiaridad de su discurso sigue siendo la constante, y lo previsible es que lo siga haciendo porque sembrar odios en las clases menesterosas ha sido uno de sus mayores éxitos.
De acuerdo a diversos especialistas que han estado realizando un registro puntual de las imprecisiones en sus discursos públicos, conversaciones, llamados, y hasta cuando aborda los temas de la agenda diaria en sus apariciones mañaneras, Andres Manuel López Obrador ha utilizado más de sesenta mil mentiras que esas hordas que lo veneran por los beneficios económicos que les entrega con dinero de todos los mexicanos, asumen como irrefutables verdades.
Los especialistas apuntan que es un problema de salud, y que también es producto de un trastorno mental caracterizado por estados de ánimo, comportamiento y relaciones inestables. Y los principales síntomas son la mentira patológica, una autoimagen distorsionada, y por consecuencia se pudieran presentar conductas de riesgo. Por desgracia eso es lo que hemos vivido y seguiremos viviendo los mexicanos en los siguientes tres años que le restan de su ejercicio presidencial.
Pero también presenta otro tipo de patología, esa que los científicos mencionan como “un trastorno antisocial de la personalidad”, que también definen como un trastorno de la salud mental que se caracteriza por el desinterés hacia otras personas. Y por desgracia los síntomas están más que probados y comprobados, y no son otros más que la mentira patológica, el comportamiento antisocial, y la más grave, eso que llaman “manipulatividad”
Pero eso no es todo, porque existe otra particularidad que se denomina ““trastorno de personalidad narcisista”, y los síntomas son que esas personas tienen un sentido desmesurado de su propia importancia, una necesidad profunda de atención excesiva y admiración, relaciones conflictivas y una carencia de empatía por los demás. En este país hemos tenido mandatarios perversos, ladrones, malos e ineficientes, pero nunca uno que tuviera todas esas peculiaridades juntas. Pobre País. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.