Cada vez que escucho a Lopez Obrador referirse al conservadurismo me queda claro que esa diferenciación que trata de establecer entre los mexicanos no
tiene futuro. El liberalismo y el conservadurismo forman parte de la historia de este país cuando se realizaron las luchas de los bandos comandados por Benito Juárez Garcia, y Miguel Miramón, es decir, que el inútil y desfasado mandatario que tiene este país al borde del colapso intenta diferenciarse de sus presuntos adversarios utilizando razonamientos que nada tienen que ver con nuestra lamentable realidad.
Por desgracia hay que señalar que el Presidente de la República no tiene adversarios, porque a quienes identifica de esa manera los trata como peligrosos enemigos para su proyecto político sin pensar que son mexicanos que no están de acuerdo con sus desarticulados proyectos, y que hasta ahora lo único que han logrado es el empobrecimiento de la mayor parte de los ciudadanos. Sin lugar a dudas el arcaico mandatario intenta revivir el pasado para en esa diferenciación convertirse en el paladín de una lucha estúpida que mantiene con imaginarios adversarios que tampoco identifica y mucho menos nombra.
Por si no lo sabe el inquilino de Palacio, el liberalismo y el conservadurismo fueron las dos ideologías políticas predominantes en Mexico durante el Siglo XIX, y sus principales ideólogos son José Maria Luis Mora, y Norberto Martinez Leal respectivamente. Los liberales buscaban eliminar la monarquía absoluta, y ese absolutismo fue el que marcó la diferencia entre los dos bandos. En este contexto, si existe un ente absolutista en este país se llama Andres Manuel López Obrador, quien ha concentrado todo el poder en su persona para tomar decisiones que convengan a su proyecto de permanencia.
Para decirlo más claro, seguramente usted amigo lector o lectora recordará lo que significa el absolutismo, y no es otra cosa que un régimen político que se caracteriza por la reunión de todos los poderes en una sola persona, exactamente igual como acontece ahora con el señor Andres Manuel López Obrador, que determina sin pudor alguno que es lo que se hace, como se hace, cuando se hace y para que se hace. Así de simple el absolutismo conservador de quien trata de escudarse en un presunto liberalismo que nunca ha practicado. Y habrá que señalar que esa particularidad es parte de su ignorancia histórica.
Para decirlo más claro, en el absolutismo no existía propiamente un Estado, o en todo caso el Estado se reducía a la figura del Rey. No había poderes públicos, y mucho menos estado de derecho, solamente existía la voluntad del monarca, cuyas decisiones eran ley, y en tanto ley, era incuestionable. Exactamente como ocurre ahora en este país donde la voluntad de Andrés Manuel López Obrador es ley para sus hordas de servidores que solamente esperan cualquier instrucción para acatarla de inmediato.
Para decirlo más claro, el absolutismo proviene de la existencia de un gobierno absoluto, que controla a la totalidad del gobierno y de la sociedad sin rendirle cuentas a nadie. Exactamente como también ocurre con el gobierno encabezado por Andres Manuel López Obrador. ¿O acaso usted lector o lectora conoce algún detalle que haya sido democráticamente implementado durante el gobierno actual? Todo se circunscribe a la voluntad unipersonal del inquilino de Palacio, y eso quiere decir que Andres Manuel López Obrador tiene de demócrata lo que yo tengo de ignorante. El Presidente de la República es el mejor ejemplo del absolutismo conservador que por desgracia gobierna este país. Así de simple. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.