Sin lugar a dudas el extravío de la clase política gobernante es palpable. Desconozco si sea una estrategia o una cualidad que han intentado
sobreponer ante una realidad que indica que hasta ahora las mediciones apuntan a que el desgaste del actual régimen y la inconformidad en la mayor parte de los mexicanos, pudiera significar el inicio del declive por tantas cosas ofrecidas y los magros logros alcanzados de un gobierno que dejó la institucionalidad para interiorizarse en la improvisación y la ocurrencia palaciega, como una peligrosa doctrina que ha causado una gran frustración en gran parte de la población de este país.
Colocar una estatua del actual mandatario en la Capital política de uno de los grupos más poderosos del país en materia económica, política y social, ha sido una más de las aventuras que sistemáticamente ensaya el régimen de la mal llamada ““cuarta transformación”, pensando que la gente está dispuesta a aceptar sus dislates simplemente porque detentan el poder. La soberbia siempre ha sido mala consejera, y pareciera que hasta ahora se ha convertido en una doctrina que siempre ha ensayado el señor López Obrador sin detenerse a pensar que en materia política nunca ha existido la unanimidad.
Por desgracia su insensatez es mayúscula, y podemos tener la seguridad de que seguirá por el mismo camino que ha ensayado durante toda su vida pública pensando que su aceptación le da la posibilidad de seguir manipulando a los pobres en beneficio de un pretendido proyecto que hasta ahora no tiene ni pies ni cabeza, y que solamente se sustenta en los mensajes que vierte todas las mañanas y que van dirigidos a esa amorfa masa de seguidores que hasta ahora no han recibido los beneficios que tantas veces ofreció.
Como él mismo ha dicho, el pueblo pone y el pueblo quita, pero hasta ahora su presunta revocación de mandato no es más que un estratagema para convertirla en una posible ruta a la permanencia en el poder como lo han ensayado la mayor parte de los mandatarios populistas del Continente. Hasta ahora carece de una mayoría parlamentaria para intentar cambiar la Constitución Política de los Estados a unidos Mexicanos, pero podemos tener la seguridad de que el ejercicio de revocación va en ese sentido.
En el probable caso de que los mexicanos le otorguen una negativa, podemos tener la seguridad de que seguirá intentando todo lo que esté de su parte para mantener viva la posibilidad de la reelección o la continuidad de su mandato así tenga que comprarle el alma al diablo y a seguir engañando a esa masa amorfa de seguidores que le creen a pie juntillas todo lo que les dice aunque vaya en contra del sentido común. Esa es y seguirá siendo su mayor fortaleza, y seguirá aumentando en tanto pueda seguir regalando el dinero de los mexicanos.
Por mucho que sus dichos populistas calen hondamente en la conciencia de los mexicanos, Andrés Manuel Lopez Obrador tiene que entender que el poder tiene fecha de caducidad, y a él le quedan menos de tres años para buscar trascender como un verdadero estadista o como un aventurero del poder. Si esta pensando en utilizar los ardides ensayados por los populistas del Continente se está equivocando, porque los mexicanos no se parecen en nada a los venezolanos, y mucho menos quieren mantener en el poder a otro sátrapa como Nicolás Maduro o Díaz Canel. Así de simple. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septién. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.