EL ESCASO VALOR DE LA VIDA

Sin lugar a dudas estamos viviendo una de las etapas más lamentables de nuestro devenir histórico como seres humanos y como nación. Pese a

la diversidad de mensajes que se han realizado desde todas las instancias públicas, la gente sigue desechando los cuidados con que durante tanto tiempo nos hemos resguardado para evitar el contagio.

Muchos han hecho caso omiso de esos cuidados de los que tanto nos han hablado las autoridades sanitarias ante una de las pandemias más severas de la historia de la humanidad. Por desgracia la gente ha comenzado a salir simplemente por el hastío del encierro los tiene hartos sin detenerse a pensar que la vida nos va en ello.

Cada día la vida se torna más difícil, y no tan solo por los efectos de una de las pandemias más letales de la historia de la humanidad, sino porque nos acostumbramos a un ritmo de vida en el que el tiempo pasa muy rápido cuando de trasladarnos en grandes ciudades se trata, y el hastío ha sido hasta ahora nuestro inseparable compañero. En lo personal me tuve que alejar de la Ciudad de México simplemente por mi condición de diabético, y porque así me lo pidieron mis hijos, a quienes he visto ocasionalmente en estos más de dos años.

No ha sido fácil vivir esta circunstancia porque hasta ahora el hastío ha sido brutal, pero también tenemos que valorar no tan solo nuestra vida, sino también la de nuestros hijos, la de los ancestros, la de los amigos, la de nuestros círculos sociales cercanos, en fin la de todos los mexicanos. En lo personal he seguido haciendo llamados a mis lectores para extremar los cuidados ante los peligros a que nos exponemos cada vez que por necesidad tenemos que salir a buscar nuestra forma de sobrevivir y de llevar lo necesario para seguir manteniendo el encierro.

No ha sido fácil soportar el encierro, pero somos nosotros mismos los responsables de nuestro destino porque hasta ahora el gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador pareciera importarle muy poco el destino de todos los mexicanos. Cada vez que recuerdo cuando nos aconsejaba abrazarnos porque no pasaba nada, porque esta pandemia no era lo peligrosa que señalaban los especialistas, me dan ganas de encontrarlo y retorcerle el pescuezo. Estoy seguro que Muchos piensan de la misma forma.

Tener como administrador de los cuidados de los mexicanos a un sujeto irresponsable que minimizaba la peligrosidad de una de las pandemias que mayores muertes ha causado en la historia de la humanidad es patético, porque se ha prestado a encubrir los deslices de un Presidente de la República que juro cumplir y hacer cumplir una Constitución que ha violado toda su vida porque lo principal es su finalidad de convertirse en un dictador antes que salvar a los mexicanos de una de las pandemias más letales de la historia de la humanidad.

Sin lugar a dudas estamos solos, abandonados a lo que nosotros mismos podamos hacer porque poco podemos esperar de la ayuda institucional que ha dado muestras de no existir. Desconozco si la presunta enfermedad de coronavirus que tuvo el Presidente de la República haya sido real, pero después de haberla padecido lo normal es que hubiera decretado mayores cuidados y adquirido mayores cantidades de medicamentos. Hasta ahora nos ha dosificado las vacunas de acuerdo a la militancia política, y eso habla de su brutal mendicidad. Ojalá nunca tenga que padecer la pérdida de un familiar cercano como lo han padecido innumerables familias a causa de su mendicidad. Lo peor que nos pudo haber pasado en esta pandemia se llama Andrés Manuel López Obrador. Así de simple. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.

Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.