La trata de personas a pesar de estar tipificado como delito grave, sigue siendo utilizada por el crimen organizado como uno de los negocios más
productivos sin importar el sufrimiento que causan a quienes caen en esas redes que por desgracia existen en todas las latitudes de este país. Por desgracia es un delito que se practica recurrentemente en la mayor parte del mundo generando consecuencias lamentables que dejan una profunda huella psicológica en quienes son utilizados para ello, y mucho dolor en los familiares de quienes viven ese tipo de esclavitud.
Ante la inestabilidad laboral de los países del Continente Americano, muchos hombres y mujeres tienen que migrar hacia el país del norte para alcanzar mejores estadios de bienestar para su familia, y en la mayor parte de las ocasiones quienes asumen esa responsabilidad frecuentemente son enganchados por organizaciones cuya principal misión es la explotación y el engaño. Muchos hombres y mujeres de este país ha sido tentados a la incertidumbre porque no saben que es lo que ocurrirá con ellos y donde van a parar porque no son capaces de buscar ayuda de las autoridades para escapar de una situación de explotación.
Pero también hay que señalar que no es un problema de fácil solución, porque existe una multiplicidad de condiciones para lograr apartar a las víctimas de ese negro destino en el que el sufrimiento y la vejación son la constante. De ahí que muchos gobiernos prefieran dejar hacer y dejar pasar ya que abordar este delito exige un enfoque de múltiples organismos, quienes además se tienen que subordinar a una coordinación de esfuerzos, y en la mayor parte de las veces con organizaciones internacionales para mantener el compromiso judicial para la protección de los derechos humanos de los involucrados.
La Agencia de la Organización de las Naciones Unidas para los refugiados es quien hasta ahora ha venido realizando el mayor trabajo para evitar la explotación laboral, y dar certidumbre a quienes se ven forzados a migrar por la carencia de oportunidades en sus lugares de origen. Pero también hay que señalar que la trata de personas es un delito que tiene lugar en todas las regiones del mundo, y hasta ahora es uno de los mayores flagelos a causa de su recurrencia y la pobreza que se ha enquistado en la mayor parte de los países del Tercer Mundo.
Esa circunstancia provoca que los esfuerzos que se realizan para abordar el problema de la trata de personas, requieren un enfoque de una multiplicidad de organismos nacionales e internacionales para que los Estados involucrados puedan estar en posibilidad de adquirir una estrecha coordinación con esos organismos en un amplio espectro que abarcan la justicia penal, el compromiso judicial, los derechos humanos y el desarrollo. Por desgracia en algunas partes de este país muy poco le importa a los gobiernos locales el fenómeno de la trata, y por el momento tampoco le importa al que encabeza Andrés Manuel López Obrador.
Pero también habrá que señalar que el éxito en la erradicación de la trata de personas pasa por la generación de empleos bien remunerados y por el involucramiento de los gobiernos en la búsqueda de soluciones. Y esa es la desgracia de este país, porque hasta ahora muy poco le importa a Andrés Manuel López Obrador que muchos mexicanos, hombres y mujeres, tengan que migrar para alcanzar una oportunidad de trabajo que les permita enviar dinero a sus familiares para que al menos tengan un mendrugo de pan para llevarse a la boca. La mendicidad en todo su esplendor, y lo peor, entregando dinero a quien no lo necesita pero votan a favor, aunque los más desfavorecidos sigan padeciendo hambre. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.