Sin lugar a dudas el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se ha distinguido por las ocurrencias, el amiguismo, y la disposición de los caudales
públicos de manera personalista. La cantaleta de que él no es como los demás es cierta, porque hasta ahora ha mostrado y demostrado que es el peor gobernante que hemos tenido en los últimos cincuenta años, y uno de los más corruptos de la historia de este alicaído país. El “no somos iguales” no es más que el utilizamiento de un pretendido escudo que resalta el odio que siente por sus adversarios políticos, y la mendicidad que muestra todos los días es propia de un desquiciado.
La realidad indica que efectivamente los actuales funcionarios de más alto nivel no son iguales que los de antes, porque les hace falta mucha preparación, talento y experiencia, pero eso poco le importa al Presidente de la República, porque no necesita funcionarios eficientes, sino elementos que obedezcan al pie de la letra sus instrucciones y realicen los gastos que él les asigne sin chistar aunque con ello contravengan las disposiciones legales vigentes. Ya habrá tiempo de que rindan cuentas y muchos de ellos estarán mucho tiempo en la cárcel.
Andrés Manuel López Obrador y sus principales colaboradores han dispuesto discrecionalmente de enormes cantidades de dinero para solventar los caprichos y las ocurrencias del Caudillo, y poco les importan las leyes porque piensan que esa masa amorfa de hombres y mujeres que los votaron son suficientes para volver a ganar la Presidencia de la República y mantener así la serie de hurtos a los caudales públicos de este país, sin detenerse a pensar que el dinero público lo aportamos todos los mexicanos.
Ante esta circunstancia no faltará quien comience a integrar una estrategia popular para dejar de pagar esos impuestos que el señor López dilapida en sus constantes caprichos sabedor de que la mayoría morenista en el Congreso aprobará lo que el les pida y mande. Pero esa latente posibilidad de una huelga impositiva pudiera ser el inicio masivo de una rebelión que colocaría al gobierno de Andrés Manuel López Obrador contra la pared. Lo único que se necesita es el llamado de las organizaciones ciudadanas y de la sociedad civil.
Los dueños de este país somos los mexicanos, y tenemos la obligación de mantenerlo como hasta ahora lo hemos hecho, y no puede ni debe un sujeto pensar que por el simple hecho de haber sido elegido Presidente de la República le hemos otorgado facultades extraordinarias para que destruya la armonía que durante tanto tiempo hemos construido con el esfuerzo de todos los hombres y mujeres de este país. Es la hora en que las organizaciones sociales comiencen a realizar un esfuerzo de cohesión popular para evitar que nos roben a ese México que con tanto esfuerzo y tesón hemos construido.
México es de los mexicanos y no de un sujeto que piensa que puede usufructuarlo para el establecimiento de una dictadura populista como las que han destruido a la mayor parte de los países del Continente. Los mexicanos tenemos que observar detenidamente lo que ocurre en Venezuela, en Bolivia, Brasil, y en Cuba. Nosotros no queremos un país que se convierta en una cárcel, de ahí la necesidad de defender nuestra democracia y las instituciones que nos han dado viabilidad. Proponer a la vedetista callejera Jesusa Rodríguez como embajadora en Panamá, seguramente será rechazada porque su especialidad es la ofensa, la mendicidad, la grosería, y la estupidez. Por cierto, el Expresidente de Panamá, Ernesto Pérez Valladares, señaló en twitter: “La Actitud del señor López Obrador en cuanto a la designación de su representante en nuestro país es infantil. Somos un país pequeño pero digno y valiente. Mas nos necesita México a nosotros que nosotros a México. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.