Pareciera que el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, le tiene muy preocupado saber cuánto ganan en realidad los periodistas más
afamados del país porque ya le cayeron gordos y quiere evidenciarlos ante la opinión pública que forman sus principales adeptos, que no los mexicanos en general. Ha estado insistiendo mucho desde que pretendió enterarse de cuanto gana Carlos Loret de Mola en las empresas donde presta sus servicios profesionales. Yo creo que el inquilino de Palacio debiera serenarse un poco, porque si hablamos de cuanto gana cada quien, tendríamos que comenzar por sus hijitos.
Si tanto le interesa el tema yo puedo orientarlo en cuanto a las utilidades de tres muchachos que se han especializado el cabildeo, amenazas, asaltos, hurtos, robos, y componendas. Porque habrá que señalar que esas componendas son su principal especialidad y con eso han adquirido una brutal fortuna que les ha permitido viajar, divertirse, y dejar de hacer espera en los aeropuertos de todo el mundo porque tienen la posibilidad de hacerlo de otra forma, y sentirse como potentados porque el dinero les ha llegado a manos llenas.
Bien dicen por ahí que ladrón que roba al ladrón tiene cien años de perdón, y creo que valdría la pena recordar un episodio que ha mostrado de cuerpo entero a los hijos de quien todas las mañanas se da baños de pureza y se dice prístino y honesto a carta cabal. Pero lastima que sus hijos hayan aprendido muy bien las mañas de sus tíos, como es el caso de Martín y pío, además de otros familiares que los han ayudado a convertirse en especialistas de la negociación desde el poder, porque desde ahí se puede todo.
Por cierto, conozco un episodio que vale la pena volver a relatar y que hasta ahora ha sido el mayor éxito de esos muchachitos a los que la maledicencia popular epíteto como los “Trivagos” a causa de que nunca han trabajado pero que salieron muy vivos para los negocios y las negociaciones con los principales ejemplares de la fauna nociva que tiene la paraestatal Petróleos Mexicanos. El episodio en cuestión relata la forma en que los hijos del Presidente de la República se han convertido en especialistas de la negociación en materia petrolera.
Una madrugada se pactó una reunión secreta entre Andrés Manuel, José Ramón y Gonzalo Alfonso. Los López querían todo, y se lo entregaron. Los líderes petroleros tuvieron que hacer mutis ante la andanada de amenazas en el caso de no adecuarse a la negociación. Romero Deschamps cedió departamento de lujo y el Yate en Cancún. Ni que decir de las colección de joyas y los relojes de las marcas más prestigiadas. Alejandro Romero Durán entregó la factura endosada de su Jet Hawker, ese que constantemente visita Dubai, Europa y las ciudades norteamericanas.
Efectivamente, como dicen por ahí, la mal llamada Cuarta Transformación llegó para quedarse, si, para quedarse con los bienes de los demás. Aunque quitarle algo a un líder petrolero no debiera ser considerado delito, pero los muchachos los amenazaron con cárcel. Que buenos negociantes salieron los hijos de Andrés Manuel López Obrador, aunque también hay que señalar que tienen de donde haber heredado las mañas. Hoy son poderosos empresarios, respetados políticos, y potentados en su atractivo por las mujeres hermosas. Los periodistas ganamos por lo que sabemos hacer, investigar y decir, pero ellos también, cuando de asaltar las arcas públicas se trata. Pero esto se termina en menos de tres años más, y si de rendir cuentas se trata, lo tendrán que hacer. Al tiempo.
This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.