Como siempre ocurre en personas o personajes que optan por llevar su vida y trabajo en el ámbito de lo público, todos están expuestos a que la vindicta se
presente de forma inmediata cuando cometen excesos. Y en México tenemos varios personajes de este tipo, y el principal es el “merolico de palacio” quien todos los días dedica una gran cantidad de su tiempo en intentar envenenar a los mexicanos para formar los dos bandos que necesita para mantener la estrategia de la confrontación entre los ciudadanos, afectos y desafectos.
Mucho se habla en los pasillos de Palacio Nacional acerca de la condición diversa del dirigente del Movimiento de Regeneración Nacional, Mario Delgado, quien siempre ha mostrado un cariz extremadamente pasional cuando de referirse a los adversarios políticos se trata, y los momentos de sosiego que se brinda cuando deja la careta de líder y busca la placidez de su intimidad para relajar los momentos de agobio que le causan los desatinos en que lo mete el Presidente de la República. Pero hace con mucho gusto su trabajo y sabe disfrutarlo.
Sin embargo, todo tiene un precio, y el dinero fluye desde Palacio Nacional para que siga haciendo lo que bien sabe hacer, y desde luego que nunca se repara en las cantidades de dinero que le son entregadas porque hasta ahora, pese a los defectos que presentan sus más cercanos colaboradores, tiene la posibilidad de disponer de amplias cantidades de efectivo para demostrar su fidelidad al bien amado camarada líder, y después se solaza en su maravillosa intimidad para disfrutar los hechos que protagoniza, y las felicitaciones de quien hoy dirige al país.
La vida ha sido buena para Mario Delgado desde hace algunos años, porque alcanzar la cumbre del poder le ha dado muchas satisfacciones, una buena presencia política, así como una excelente forma de alcanzar cuotas de poder para satisfacer sus más recónditas ansias de poder, y un numeroso círculo de amigos y colaboradores a su disposición cuando de festejar o reconocer méritos se trata en su intimidad, festejando lo que hasta ahora ha sido una cadena de felicitaciones por lo bien que ha cuidado el más preciado don que ha obtenido de su amado líder: la siembra del odio.
Hay de aquel que se equivoque cuando de disfrutar la intimidad de sus festejos por sus logros alcanzados, o por las ocasionales felicitaciones del inquilino de Palacio Nacional, porque así como el mismo felicita y elogia el trabajo de sus principales colaboradores, también tiene odios recónditos para aquellos que no satisfacen su egolatría personal, y los triunfos alcanzados que le merecen el disfrute de esa placidez en la intimidad de sus más recónditas aspiraciones por mantener esa cercanía con el Biden amado camarada líder.
Sin lugar a dudas, la cúspide del poder ha sido alcanzada por Don Mario Delgado, y eso le otorga grandes satisfacciones en esa, su intimidad, donde explaya su grandeza y expresa su benevolencia entre sus más cercanos colaboradores repartiendo afectos y reconocimientos por los logros resultados. Pero que no se equivoquen aquellos que están para servirle a cualquier hora y en cualquier momento, porque son desechados de forma inmediata ante los delirios de grandeza del más conspicuo miembro de la 4T. Así las cosas en el reino de pejelandia. Al tiempo.
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Lic. En Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por el Instituto Carlos Septien García. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.