Pareciera que este país ha entrado en una fase surrealista. Definiendo lo que significa el surrealismo, podemos señalar que propone
una teoría del inconsciente y de lo irracional como medio para cambiar la vida, la sociedad, el arte y el costumbrismo humano por medio de una presunta revolución que logre modificar el orden establecido. Pero también hay que señalar que no es un movimiento con unidad, porque esto depende de la peculiaridad que exista en cada país y la forma en que se pretenden modificar las conductas sociales.
Como corriente permite manifestar sentimientos y reclamar atención en temas generales, sociales y externos, pero sobre todo, dentro de análisis internos y personales del individuo, es decir, más que de las masas, de las personas. Pero también es preciso señalar que el surrealismo trata de plasmar el mundo de los sueños articulando el pensamiento psicoanalítico, de buscar el progreso y la transformación del ser humano. De esta suerte, el automatismo se convierte en una de las características del surrealismo como doctrina social.
Hasta ahora los mexicanos de todas las latitudes del país hemos venido observando ese aspecto surrealista que ha modificado la percepción del fenómeno político encabezado por Andrés Manuel López Obrador, quien ha establecido en la práctica una doctrina que busca transformar para conservar, es decir, que su principal objetivo es el cambio de paradigmas entre los mexicanos a través de la orientación de nuevos conceptos cuya única finalidad es pretender oponerse al orden establecido para imponer un nuevo orden en el que lo establecido sea modificado por una nueva realidad.
Andrés Manuel López Obrador ha venido construyendo nuevos paradigmas que buscan orientar los razonamientos colectivos a una realidad distinta, en el que lo malo pueda ser concebido como lo bueno, porque son realidades que se deben aceptar para la construcción de un modelo social diferente, que se aparte de los viejos paradigmas para construir un nuevo catálogo de comportamiento social, que permita el ensanchamiento de las conductas antisociales para establecer un nuevo orden en el que los principios y valores que han mantenido a este país sean sustituidos por una amplia gama de libertades que operen en contra de ese orden establecido por el sistema actual.
De ahí nace esa peculiaridad del Presidente de la República, de intentar desechar la vigencia de nuestro sistema de valores para modificar el comportamiento social y orientarlo hacia el llamado comunismo del Siglo Veinte, que no es otra cosa que la suplantación de los principios y valores que hasta ahora ha mantenido la sociedad, para relajar la vigencia de los principios constitucionales y modificar el entramado legal para que los derechos sean conculcados y suplidos por una nueva realidad.
La persistencia de Andrés Manuel López Obrador de establecer ligas cercanas con el crimen organizado, y la permisibilidad para que sean ellos quienes encabecen los nuevos paradigmas de ese modelo de comportamiento social que hasta ahora se ha mantenido con principios y valores sólidos, y que buscara ser suplidos por otros en los que nuestra lamentable realidad se modificaría sustancialmente porque tendremos que cohabitar con la delincuencia organizada, como los principales creadores del nuevo modelo de justicia social y legal. Esa será la fase más importante de la Regeneración Nacional. Al tiempo.
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Lic. En Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por el Instituto Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.